Pide Trump a Joe Biden prueba antidopaje antes o después de su primer debate

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió este domingo que su rival demócrata en la disputa por la Casa Blanca, Joe Biden, se someta a una prueba antidopaje antes o después del primer debate entre ambos el martes.

“Pediré insistentemente una prueba antidopaje para Joe el Dormilón antes o después del debate del martes en la noche”, escribió el mandatario en Twitter. “Naturalmente aceptaré someterme a uno yo mismo”.

El presidente estadounidense, que aseguró que en ese caso él también se sometería a una prueba, justificó su petición por el supuestamente “irregular” desempeño del candidato demócrata en pasados debates electorales.

“¿Sólo drogas podrían haber causado esta discrepancia?”, se preguntó Trump en su mensaje en la red social.

Aunque no hay ninguna prueba de ello, ésta no es la primera vez que el presidente de Estados Unidos acusa a Biden de usar drogas para superar debates electorales, pues ya lo hizo recientemente en una entrevista en televisión y antes en declaraciones a un periódico.

Trump ha venido cuestionando la salud mental de Biden desde 2018, cuando comenzaba a perfilarse como su posible rival en las elecciones de este año, y en los últimos meses ha endurecido sus ataques en entrevistas y mítines.

Lo que el líder republicano sugiere -y que algunas figuras cercanas a él han dicho abiertamente- es que Biden sufre de demencia.

La actuación “irregular” en los debates a la que apunta Trump se refiere al desempeño de Biden durante las primarias demócratas, cuando pasó ciertos apuros en debates iniciales con muchos aspirantes, pero que cerró con un exitoso cara a cara frente al izquierdista Bernie Sanders.

Biden, en el momento de la verdad

Liderando las encuestas, desafiando a un Donald Trump impopular, Joe Biden tiene todo para ganar en su primer debate el martes con miras a las elecciones del 3 de noviembre. Pero él mismo puede ser su peor enemigo.

Su porte y su empatía con la gente siguen ahí. Pero a los 77 años, el viejo león de la política ya no tiene el aspecto que tenía en su apogeo como vicepresidente de Barack Obama.

De pie, sus piernas ahora parecen frágiles. Y su fino cabello blanco escasea.

Algunos de sus partidarios temen que Biden, propenso a pifias y deslices, vacile ante los ataques de Trump, el mandatario de 74 años, de estilo más agresivo.

El confinamiento por la Covid-19 privó a Biden durante meses de explotar su marca registrada: el contacto directo con los votantes.

Si bien ha retomado un ritmo de salidas más sostenido desde finales de agosto, su estricto cumplimiento de las pautas de distanciamiento físico restringe su presencia en el terreno.

Y, según sus detractores, le permite hacer campaña lejos de la gente y evitando preguntas incómodas.

Su rival republicano, que lo llama todo el tiempo “Joe El Dormido”, también se queja de que los periodistas son benévolos con él, y no deja de atacarlo por su estado físico y mental.

El equipo de campaña de Trump describe sin rodeos al demócrata como un anciano senil. Y el presidente incluso exigió que su rival sea sometido a una “prueba de dopaje” antes del debate.

Esas críticas, sin embargo, podrían terminar siendo favorables a Biden al reducir tanto las expectativas que un desempeño correcto sería aclamado como una gran victoria.

Trump, un showman listo para el “combate”

Donald Trump siempre se jacta de su astucia y su dureza, y la próxima semana usará sus puñetazos verbales en el primer debate con Joe Biden para las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos.

“Es como un combate en el ring. La misma cosa, un poquito menos físico, apenas”, dijo días atrás, comparando el duelo del martes con un encuentro de Artes Marciales Mixtas (MMA).

Pero 35 días antes de las elecciones, los mensajes a veces contradictorios y confusos del presidente, de 74 años, podrían jugarle una mala pasada contra su oponente demócrata, de 77.

¿Su punto fuerte? Su capacidad para imponer sus propias reglas.

Como en el ejercicio del poder, Trump pretende en el debate liberarse de las tradiciones que se han ido arraigando en estos enfrentamientos desde el primero organizado hace 60 años, en Chicago, entre el demócrata John F. Kennedy y el republicano Richard Nixon.

Trump es “único”, comenta a la AFP Aaron Kall, profesor de la Universidad de Michigan y coautor del libro “Debating The Donald”.

“No hay una receta para confrontarlo”.

Al 45º presidente de Estados Unidos le encantan los focos pero está acostumbrado a estar solo en el escenario, como en sus mitines de campaña donde ocupa, con verdadero talento, todo el espacio.

El expresentador de “reality shows” ha participado en 14 debates políticos en su vida: 11 durante las primarias republicanas en 2015-2016 y tres contra quien fue finalmente su rival, Hillary Clinton.

Ahora, rezagado en las encuestas, debe aprovechar la oportunidad de la cita en Cleveland, Ohio.

Pero él mismo se puso en una posición incómoda con ataques personales de inusitada virulencia y burlas durante meses sobre el estado de salud física y mental de su oponente, a quien presenta como un anciano un poco perdido, manipulado por su entorno y por “la izquierda radical”.

“El Dormido Joe ni siquiera sabe dónde está o qué está haciendo”; “ni siquiera sabe que está vivo”, ha dicho sobre el exvicepresidente de Barack Obama, en la política desde hace décadas.

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