Kabul/Washington.— Afganistán inició este viernes a medianoche una tregua que debe durar en principio una semana, tras la cual Estados Unidos y el Talibán prevén firmar, el 29 de febrero, un histórico acuerdo que allanaría el camino para terminar con la guerra más larga para los estadounidenses.
Aunque es conocida como “reducción de la violencia”, la tregua, de cumplirse, marcaría un giro importante en el conflicto y allana el camino para la retirada de las tropas estadounidenses tras más de 18 años en el país, a cambio de garantías de seguridad de parte de los insurgentes.
Tanto el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, como el Talibán publicaron comunicados afirmando que habían acordado signar un pacto el 29 de febrero en Doha, tras una semana de tregua parcial.
“Luego de que se aplique correctamente este compromiso [de reducción de la violencia] se espera la firma del acuerdo entre Estados Unidos y el Talibán”, dijo Pompeo tras una visita a Arabia Saudita, y señaló que las negociaciones entre el Talibán y el gobierno afgano empezarían poco después.
“Las fuerzas de seguridad afganas permanecerán en estado de defensa activa durante la semana”, advirtió el presidente afgano, Ashraf Ghani, en un discurso televisado en el que precisó que la tregua arrancaba a medianoche de este viernes. El jefe del Pentágono, Mark Esper, advirtió en un tuit que si el Talibán no demuestra “su compromiso con una reducción real de la violencia, Washington sigue preparado para defenderse y defender a sus socios afganos”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, manifestó su satisfacción por el acuerdo en un comunicado y afirmó esperar que sirva para alcanzar “una paz duradera” y “garantizar que el país nunca más sea un refugio seguro para los terroristas”. Rusia también elogió el acuerdo, al que calificó de “acontecimiento importante” para la paz.
Una disminución de la violencia podría demostrar que el Talibán es capaz de controlar a sus fuerzas y que actúan de buena fe de cara a firmar un acuerdo, que permitiría la retirada de la mitad de los entre 12 mil y 13 mil militares que Estados Unidos tiene desplegados en Afganistán.
En un comunicado, los insurgentes afirmaron que ambas partes “crearían una situación de seguridad adecuada” antes de que se firme un eventual acuerdo.
Una fuente del Talibán en Paquistán señaló que si el 29 de febrero se firma un acuerdo, las negociaciones entre los insurgentes y el gobierno afgano comenzarían el 10 de marzo.
En Kandahar, un insurgente declaró a la AFP que había recibido órdenes de implementar un alto el fuego. Sin embargo, otro comandante talibán, también en Kandahar, Hafiz Saeed Hedayat, señaló que a él sólo le habían ordenado que dejara de atacar ciudades importantes y autopistas.