El próximo 7 de septiembre el Partido de la Revolución Democrática renovará a sus consejos municipales, estatales y nacional. Será el primer proceso interno de un partido político que sea organizado y sancionado por el principal órgano electoral del estado mexicano, en este caso el Instituto Nacional Electoral.
En el caso de Quintana Roo, donde el PRD no ha logrado una estabilidad a pesar de que hasta hace un año gobernaba al 80% de la población quintanarroense, nuevamente la fragmentación perredista se hace presente, pues a la contienda interna se registraron 17 planillas. Todas las tribus y subtribus hicieron a un lado cualquier factor de unidad y se fueron a una lucha por el control total del partido.
Sin embargo, como todo en la vida, hay dos grupos que polarizan la contienda y sobre los que se centrará la atención: el del ex alcalde Julián Ricalde Magaña y el que encabeza el ex empresario hotelero Alejandro Alvarado Muro, quien cuenta con el aval del senador Carlos Navarrete, quien muy probablemente sea el próximo dirigente nacional del PRD.
El perredismo quintanarroense ha sido beneficiario de figuras externas con las que ya no cuenta, pero en el otro extremo también se ha “autovictimizado”. A los perredistas suele unirlos la búsqueda del poder político pero una vez obtenido, el control de éste por un solo grupo ha sido también su perdición.
Hoy busca en un proceso interno reencontrar el rumbo pero dada la balcanización que prevalece, el 8 de septiembre, un día después de las elecciones internas, seguramente nos encontraremos con las acusaciones de siempre: que todo fue un cochinero y en ello pueden llevarse entre las patas al INE que también apenas empieza a construirse un prestigio, uno que a pesar de los partidos políticos, ya se había ganado el IFE.
Dicen que hay un acuerdo político: que el líder de la planilla ganadora sea en automático el próximo líder estatal del PRD y el que obtenga el segundo lugar se quede con la secretaria general.
Ya ocurrió una vez y fue un desastre. ¿Qué ocurrirá en esta ocasión?
Luneta
El padrón perredista en Quintana Roo lo componen alrededor de 38,000 personas, pero en el proceso interno más reciente apenas salieron a votar unos 7,000 de ellos. La participación en esa ocasión no superó el 18%, ¿de cuánto será el 7 de septiembre veninero?
Galería
El escándalo que envuelve a la fracción parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados, es consecuencia de los excesos en los que suelen ocurrir quienes creen estar por encima de las instituciones, que pueden predicar una cosa por un lado y hacer lo contrario en otro.
Es consecuencia de la falta de madurez, de la irresponsabilidad en los que suelen caer muchos de los que regentean un pedazo del poder político.
Con razón los panistas son hoy objeto de críticas y no debiera quedarse solamente en la destitución de Luis Alberto Villarreal y Jorge Villalobos como coordinador y vicecoordinador, respectivamente, de la mencionada fracción. Ellos mismos y sus demás compañeros debieran renunciar a sus curules.
De la experiencia panista deben aprender todos. Tiene que ser una lección, incluso, para los que han realizado las críticas más severas a la irresponsabilidad de los panistas, porque nadie está exento de incurrir en lo mismo, pero ante todo deben tener un mínimo de respeto a una sociedad que les da de comer, que los soporta, que los mal tolera.
Correo: [email protected]
Twitter: @JulioCsarSilva