El lunes pasado, alrededor del acto en el que Lilí Campos Miranda rindió su primer informe de gobierno, ocurrió un incidente que por sí mismo no debería tener mayor relevancia.
Sin embargo, no ha faltado quien pretenda generar fuego a partir de humo sin importancia, lo cual indica una sola cosa: que hay mucha ociosidad en momentos en que debe haber un intenso trabajo, porque la pretendida transformación no se dará solo con discursos.
El protocolo de los informes municipales dicta que un comité de cortesía integrado por regidores va a un determinado lugar por los representantes de los poderes estatales y el presidente o presidenta municipal en turno, para conducirlos al estrado.
Conforme fueron llegando a Playa del Carmen, los representantes del Ejecutivo, Arturo Contreras Castillo y del Poder Judicial Heyden Cebada se dirigieron al Palacio Municipal para integrarse a la alcaldesa Lilí Campos, quien los esperaba en su despacho.
Aún siendo presidente del Tribunal Superior de Justicia, Heyden Cebada llegó con el oficio que lo acreditaba como representante del Poder Judicial.
El propio despacho del gobernador Carlos Joaquín González informó vía oficio, un día antes, que Arturo Contreras llevaría la representación, pero hasta una hora antes de que inicie el evento no se sabía quién representaría al Poder Legislativo.
A las 18:20 horas una secretaria del Congreso envió un mensaje de WhatsApp a la secretaría particular de la presidencia municipal, notificando de manera informal que la representante del Poder Legislativo sería Estefanía Mercado, la ex líder empresarial que el año pasado fue candidata a diputada federal por el PAN-PRD y ahora es diputada de la 4T postulada por el partido Verde.
Sin embargo, aunque hubo confirmación del sitio de reunión, Estefanía Mercado nunca se integró a los representantes de los demás poderes que esperaban junto con la alcaldesa.
La legisladora prefirió esperar en su camioneta e integrarse a la comitiva al pie de la escalera para subir al estrado, rompiendo así el protocolo que el propio Congreso había trastocado al no informar vía oficio quién sería su presentante, como sí lo hizo el Poder Judicial.
Como no se sabía dónde estaba Estefanía Mercado, alguien sugirió que la diputada priista Candy Ayuso Achach la sustituya como representante del Poder Legislativo y Lilí Campos aceptó.
Cuando la comitiva ya estaba acomodada en sus asientos arriba del estrado, apareció Estefanía Mercado, quien subió por otra escalera y cuando se percató que su lugar ya estaba ocupado por Candy Ayuso bajó para ubicarse en uno de los asientos de la primera fila.
La legisladora del Partido Verde se sentó junto a la ex alcaldesa Cristina Torres, quien actuando como el duendecillo del mal le dijo al oído que no tenía porqué estar allí, que había sido objeto de una grosería y que era mejor que se fuera.
Así lo hizo y procuró que su salida del recinto no pasara desapercibido.
Ahora, lo que parece más como una novatada de la XVII Legislatura en lo que a designación de representaciones se refiere y de la propia diputada Estefanía Mercado, quien no tuvo la sensibilidad política de bajar de su camioneta y subir a presidencia, se pretende manejar como una falta de respeto de la alcaldesa Lilí Campos hacia el Poder Legislativo, pero en todo caso la afrenta, en caso de existir, la cometió la legisladora del partido Verde en contra de la munícipe y de los representantes de los demás poderes que la esperaron en el lugar establecido para ello.
Se ha pretendido crear un conflicto político, porque Estefanía Mercado aspira a ser candidata a la presidencia municipal de Solidaridad y buscaba, con la representación, empezar a medir fuerzas ante quien seguramente será su advertencia, Lilí Campos.
Además, hay otra atizadora en escena y se trata de Cristina Torres, la que sugirió a Estefanía abandonar el recinto, porque ella también quiere ser candidata de la 4T a la presidencia municipal de Solidaridad. Quería matar dos pájaros de un tiro y supo al menos aprovechar el enojo injustificado de Estefanía.
Lo mejor que puede ocurrir es que las cosas queden en paz y suspender el despropósito de un extrañamiento que se le pretende hacer desde el Congreso a la alcaldesa Lilí Campos, quien pinta más como la agraviada que la agraviante.
A final de cuentas, el Congreso nunca emitió un oficio designando oficialmente a Estefanía Mercado como su presentante y sin oficio no hay representación y sin representación no hay ofensa… luego entonces, mejor que se pongan a trabajar.
Nota
En el servicio público el oficio de comisión debe ser sellado por el organismo que se visita, con el fin de verificar que se cumplió la encomienda y comprobar los viáticos. El Ejecutivo y Heyden Cebada cumplieron con ese trámite, no así Estefanía Mercado.
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