Vivimos un tiempo en el que todo es desechable. algunas cosas son biodegradables, pero la mayoría de los artículos que usamos son únicamente para usar y tirar y se van a los tiraderos a cielo abierto o a los rellenos sanitarios a contaminar por los siglos de los siglos.
Sin embargo, en este tiempo en que todo es desechable, no hemos logrado hacer que nuestros políticos lo sean.
No tenemos políticos biodegradables. duran mucho tiempo, su vida ya no digo útil sino inútil, se cuenta por lustros y décadas, no por años.
Los políticos de ahora, los que están apoltronados en San Lázaro y los que dormitan en la Cámara de Senadores, los que están en las distintas secretarías de estado, los que mangonean a los partidos, los que se han adueñado de los sindicatos, crean imperios efímeros pero que mucho daño causan, deben ser ya mandados al desván de las cosas inservibles.
Nuestros políticos de plástico, estos hombres y también mujeres que conspiran a diario
contra el futuro de los mexicanos, deben ser tirados al lugar donde deben estar muy bien: a la basura.
¿Porqué reciclar a nuestros políticos? porque usarlos una y otra vez como si fueran artículos de cristal o de metales duraderos y no hechos de simples materiales sintéticos, sujetos de poliéster?
¿Qué nos ha pasado a los mexicanos?
¿Porque tenemos en las cámaras de diputados y de senadores a los mismos de siempre manejando los hilos del poder?
Porque los que tienen menos años ya son también viejos, viejos en mañas, en artimañas y en mentalidad y en actitudes.
Alguien debe proponer una iniciativa de ley para que los políticos sean desechables. pero hay que comenzar con los partidos. porque los partidos son nada más cotos de poder que le han arrebatado a la sociedad la facultad de proponer candidatos.
Y allí es donde nos han arrinconado, a la penosa condición de elegir, muchas veces, entre el peor y el menos malo.
Nos asestan una cascada de spots cantando las glorias de programas que sólo existen en sus mentes. Se presentan como salvadores de la patria, como poseedores de la única y absoluta verdad, como detentadores de la solución a todos los problemas nacionales, como adalides de la nueva era.
Pero son de plástico. No son biodegradables. Y esta es una desgracia nacional.
El diálogo
En la política el diálogo y la tolerancia son valores esenciales. Tolerancia y respeto a las voces distantes o distintas a las del poder.
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