Los pronósticos para el PRI no son los mejores.
A lo largo y ancho del país hay análisis pesimistas que colocan al otrora partido hegemónico al bordo del apocalipsis y es que en las entidades donde no tiene o ya no tendrá en sus manos la gubernatura el primer dilema a resolver es el financiero.
¿De dónde se financiará?
En Quintana Roo se pretendía que a partir del próximo año el Congreso fuera la caja chica del PRI, al proponer un aumento del 115% a su presupuesto que pasaría de $350 millones de pesos a $750 millones.
Sin embargo, al perder el control de la XVI Legislatura también desapareció esa opción y hoy el futuro del PRI de Quintana Roo es más que incierto y la gravedad de las cosas al interior de ese partido pasa también por la incertidumbre sobre la capacidad de gestión de sus líderes de colonias.
Lo dirigentes seccionales que suelen captar las necesidades de sus vecinos y gestionar alguna solución ya no saben si en el futuro inmediato podrán cumplir con esa función básica, porque para empezar ya no saben ante quién acudir para ello y tampoco reciben apoyos económicos a los que estaban acostumbrados, por lo menos para ayudarse en su transporte.
Incluso, la sede del PRI en Cancún parece un barco fantasma en medio del mar Caribe. Nadie va, luce vacío, abandonado, sin energía eléctrica porque no hubo dinero para pagar el recibo más reciente de la CFE.
En esas condiciones difícilmente habrá quien quiera dirigirlo y dar alguna esperanza a los alicaídos priistas, pero es justamente en situaciones como las actuales en las que se rebelan los verdaderos liderazgos.
Con recursos, con la puesta mesa, cualquiera puede llamarse líder, pero sólo lo es quien ante la adversidad demuestra capacidad para encabezar una reorganización para levantarse de la lona.
¿Quién tendrá esa capacidad?
El PRI yucateco se levantó y recuperó la gubernatura con Ivonne Ortega Pacheco porque el gobierno de Félix González Canto lo apadrinó.
¿Los 15 gobernadores priistas en funciones apadrinarán al PRI de sus estados vecinos?
A nivel nacional la vieja guardia priista parece querer organizarse para influir en el rumbo del PRI, hartos de las novatadas de quienes gobernaron a nombre de ese partido y lo dirigieron en los años recientes.
En Quintana Roo es también de la vieja guardia de donde surge la inquietud por rescatar al PRI con propuestas serias y Carlos Cardín Pérez tiene desde hace rato la mano alzada.
Quien sea el próximo dirigente del PRI, en caso que haya un cambio de presidente estatal antes de las elecciones de 2018, tiene que dejar de lado cualquier aspiración de ser candidato, para enfocarse totalmente a la estrategia partidista.
Cualquiera que pretenda el cargo como trampolín inmediato está condenado al fracaso.
Platea
Remberto Estrada Barba, el presidente municipal electo de Benito Juárez, ha sido testigo de cómo antecesores suyos cavaron su tumba política al pretender enfrentarse a gobernadores de diferente partido. Dicen que nadie experimenta en pellejo ajeno, pero todo parece indicar que el próximo alcalde cancunense sí.
Y es que sabedor de que las participaciones federales pasan necesariamente por la aduana estatal ya decidió que su tesorero, una posición de mucha confianza, sea alguien cercano al gobernador electo Carlos Joaquín González.
El nombre que suena y resuena es el de Antonio Jiménez, quien ha ocupado exitosamente esa posición en otras administraciones y sin duda Estrada Barba tendría la garantía de experiencia y seriedad si concreta ese nombramiento.
Twiterlandia
“Nada como correr en #AvHuayacán y que esté al 100 sus luminarias. Buen trabajo Presi @PaulCarrillo2 ya usaron la ciclopista?”. – Emmanuel Zetina
“Llevaremos a cabo una renovación en la forma de administrar nuestro estado, por el bien de los quintanarroenses”. – Carlos Joaquín González, gobernador electo.
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