José Enrique Velasco
Ad-Ephesios
Por los caminos del sur
Lo que se ve en los alrededores, en los caminos rurales que circundan la ciudad de Iguala, es basura, pedazos de tela rasgada, botellas de plástico y de cerveza, abandono, polvo, despojos tal vez ligados a los cientos de personas desaparecidas o asesinadas por los carteles que asolan con impunidad. Miedo que avanza como erosión por las bellas colinas.
Yuxtaposición, contraste entre belleza y terror.
Más de seis meses han pasado desde Ayotzinapa 43 y allá, en Iguala, en aquella zona en donde presumiblemente fueron asesinados en la complicidad de mafias y gobiernos, todo parece seguir igual. Igual después de muchos años de fosas, muerte y desapariciones forzosas. Silencio.
Parece que la mentira y omisión surgen desde los datos que el gobierno ha publicado; según sus cuentas hay 120 desaparecidos en lo que fue de enero a noviembre de 2014, mientras que los defensores locales que trabajan hombro a hombro con las familias han reportado 400 personas durante el mismo período. Tan sólo en Iguala y sus alrededores.
El Estado de Guerrero presenta una situación especialmente difícil en el entramado de las políticas de gobierno y la iniciativa de sus habitantes. Son innumerables los enfrentamientos que se han dado entre estos dos grupos y para enturbiar aún más el panorama existe un factor que se agrega a la revuelta. La amapola.
Según la Casa Blanca –la de Obama- Guerrero desplazó a los talibanes de Afganistán en la producción de heroína y su exportación hacia Estados Unidos. Según el gobierno mexicano, el 98% de la producción nacional de amapola se da en Guerrero. Resulta extraño, si no sospechoso, que los policías comunitarios con 19 años de operaciones y los recientes grupos de autodefensa, estén disputando el control de las regiones por donde es transportada la goma de opio con la que se produce la heroína.
Para enrarecer más el ambiente, ambos grupos luchan por el retiro de las fuerzas armadas y la policía federal de sus municipios, aducen que desde la llegada de las fuerzas gubernamentales a esa zona, la inseguridad, la violencia y los abusos de los soldados se han incrementado.
Tanto los policías comunitarios como los grupos de autodefensa están asentados en una zona vigilada por el Cartel Independiente de Acapulco (CIDA), que controla la droga y mantiene la guerra en contra de otras bandas criminales como los tristemente famosos, Guerreros Unidos.
Son varias las organizaciones sociales que se han enfrentado entre ellas o que han hecho frentes comunes para desafiar a las fuerzas del gobierno, que han retenido policías para forzar la liberación de sus compañeros y que han bloqueado carreteras. Entre otras violencias.
Mientras, los padres de Ayotzinapa caminan el periplo de las esperanzas desde Texas hasta Washington, exigen que el Plan Mérida se suspenda, que pare el suministro de armas y que Peña ordene nuevas líneas de investigación y se comprometa con el pueblo. En tanto, el videoasta Rafael Rangel proyecta su documental llamado ‘Un día en Ayotzinapa 43’.
Mientras, Peña regresa de la dispersa Cumbre de las Américas desde Panamá y viene al caso lo dicho por el afamado José Mujica “las reuniones políticas internacionales sólo sirven a los hoteleros…, no sirven para más”. Los presos venezolanos y la presencia de Raúl Castro serían los puntos relevantes. La política mexicana en estos foros es la política integracionista de los Estados Unidos, que se verá enfrentada al Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, que lucha por la inclusión social, mejores salarios y condiciones de trabajo y vida para Latinoamérica.
Mientras, la tortura se generaliza en el país aunque el gobierno y sus mañosos relativizan la tragedia y crucifican al relator de la ONU, al tiempo que existen estudios recientes que aseguran que la violencia a corto plazo ha crecido desde el momento en que entra la milicia a hacer labores policiacas, según la investigadora Valeria Espinosa.
Mientras, la Señora y su prole van de shopping a las tiendas más caras del mundo en Beverly Hills y la camarilla hace viajes de placer en helicópteros oficiales.
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