Un equipo de Biología Marina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) lleva a cabo la necropsia a la ballena de aleta azul que fue encontrada muerta este domingo frente a la costa de Puerto Progreso.
Unas 18 personas encabezadas por Raúl Díaz Gamboa, director del Programa de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de la casa de estudios, comenzaron la separación de partes estratégicas del cuerpo en busca de conocer las causas que provocaron la muerte del cetáceo.
Los encargados del operativo, principalmente estudiantes de servicio social, se encuentran en la playa a un costado del muelle de pescadores de esa localidad del litoral.
La intervención in situ se ha centrado en tomas de hígado, pulmones, bazo, intestinos, con el fin de determinar si el gigante padeció de alguna patología o contaminación.
“(Se harán) dos muestras pequeñas de grasa y de piel para análisis de genética, y análisis de contaminantes”, puntualizó Díaz Gamboa.
“La edad va a ser muy difícil saberla, porque es un animal que no tiene dientes. Si tuviera dientes, se analiza en el laboratorio un diente, se corta a la mitad, se ven las capas de crecimiento y se determina cuántos años”, explicó.
Para conocer el tiempo que vivió dicho ejemplar, refirió, se requiere de un corte de la vértebra, un hueso muy grueso en estos animales, lo cual llevaría más tiempo.
En cuanto el lapso en que se podría tener un reporte preliminar sobre lo que pudo haber provocado el deceso del mamífero, estimó que probablemente se tenga este lunes.
Sin embargo, el diagnóstico detallado y oficial llevaría aproximadamente entre seis meses y un año, a cuyo término se entregarían resultados a las autoridades de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El cadáver de la ballena atrajo a centenares de curiosos de poblaciones aledañas, a pesar del olor nauseabundo que predomina en los alrededores.
Durante las últimas 24 horas distintos grupos se ha turnado para presenciar lo que se ha convertido en espectáculo inédito en Yucatán.
Por disposición federal, los restos serán enterrados en la playa del lugar para evitar que puedan ser tocados, sobre todo en caso de enfermedad que pueda ser transmisible a humanos.
Agencias