El presidente luso en funciones, Aníbal Cavaco Silva, rechazó en primera instancia promulgar las leyes aprobadas por el nuevo Parlamento salido de las elecciones que permitían adoptar a los homosexuales y retiraban trabas al aborto.
El jefe del Estado optó por devolver al Parlamento ambos decretos para que sean debatidos nuevamente por la Cámara, y justificó su decisión por las dudas que le suscitan estos cambios legislativos.
Las dos medidas fueron de las primeras aprobadas por el Parlamento tras los comicios legislativas del pasado mes de octubre.
En el caso de la adopción homosexual, la norma contó con el voto a favor de los socialistas -actualmente en el Gobierno- y el resto de fuerzas de izquierda, a los que se sumaron 19 diputados del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha).
El jefe del Estado justificó en un comunicado su decisión por considerar que está aún por “demostrar” que la norma “promueva el bienestar de los menores y se oriente en función de sus intereses”, que deben “prevalecer” sobre cualquier otra disquisición.
El matrimonio homosexual se legalizó en Portugal en 2010, también con los socialistas en el poder, aunque sin derecho a adopción.
Entonces, el conservador Cavaco Silva devolvió igualmente el decreto al Parlamento antes de sancionarlo definitivamente, no sin dejar patente estar en desacuerdo con la norma.
La Constitución otorga al jefe del Estado la capacidad de “veto absoluto” a las leyes aprobadas directamente por el Gobierno pero no así por el Parlamento, que está obligado en última instancia a promulgar.
El presidente luso -que dejará el cargo el próximo marzo tras una década en el Palacio de Belém- recalcó que la nueva ley “introduce una alteración radical y muy profunda permitiendo la adopción plena y sin restricciones a parejas del mismo sexo, algo que siempre había sido excluido por la legislación en vigor”.
“Es importante asegurar que un cambio tan relevante en una materia de gran sensibilidad social no entre en vigor sin ser precedida de un amplio y esclarecedor debate público”, abundó.
Sobre el aborto, el jefe del Estado no sancionó la normativa que invalida los cambios legales introducidos el pasado verano, cuando el Parlamento -entonces con mayoría absoluta de los conservadores- aprobó una nueva regulación que suscitó una intensa polémica.
En aquel momento, el decreto introdujo el pago de tasas en los casos de interrupción voluntaria del embarazo -la sanidad en Portugal es de “copago”- y obligaba a las mujeres a recibir consejo psicológico antes de tomar una decisión definitiva, lo que era revertido en esta nueva norma.
Para el presidente portugués, las medidas aprobadas ahora por los diputados socialistas y del resto de fuerzas de izquierda “disminuyen los derechos de información y eliminan la obligatoriedad de un acompañamiento técnico y especializado durante el período de reflexión” de la mujer que pretende abortar.
Cavaco Silva, católico practicante, será sustituido en marzo por Marcelo Rebelo de Sousa, quien ganó ayer las elecciones presidenciales con un 52 % de los apoyos.
(Agencias)