La política no es una actividad sencilla ni fácil, sino compleja y destinada a espíritus recios. Mauricio Góngora tiene ese espíritu y esa concepción de la política. Por eso avanza a paso firme. Su camino no está exento de escollos, de presiones y de chantajes. Algunos actores políticos que con trabajo se representan a sí mismos tienen un ego desmesurado y se consideran factores esenciales para que Mauricio alcance la victoria en las elecciones del 5 de junio próximo. Pero no es así. La fuerza de Mauricio está en su trayectoria impecable como servidor público, y en su imagen de político centrado, sencillo, que camina a ras de tierra y que no se siente el centro del universo.
Chanito Toledo y los demás aspirantes, a excepción de Gabriel Mendicuti, se han sumado a Mauricio, sin ninguna reserva porque comparten una misma identidad partidista y un mismo compromiso con Quintana Roo, más allá de legítimas aspiraciones que de ninguna manera se han cancelado, porque todos tienen un lugar en la construcción del presente y el futuro de la entidad.
Las campañas todavía no comienzan formalmente, sino hasta principios de abril. Se anticipa que será una campaña intensa pero alejada de vituperios. Mauricio ha señalado en repetidas ocasiones que la campaña, por su parte, será de altura y con limpieza. Lo mismo se espera de los otros protagonistas de esta jornada a punto de comenzar.
Contra el abstencionismo
Lo importante es que la gente vote. Que la gente decida participar. Una minoría no debe decidir por todos. Pero para que la gente acuda a las urnas debe escuchar propuestas, planteamientos serios e ideas que incidan en el futuro inmediato.
La ciudadanía no quiere escuchar altisonancias ni desgarramiento de vestiduras, sino proyectos que le den garantía al desarrollo de Quintana Roo.
La competencia es buena en todos los sentidos. Morena tiene a José Luís Pech como candidato a gobernador. La Colalición PAN-PRD a Carlos Joaquín Coldwell, y el PRI a Mauricio Góngora Escalante, candidatos de hecho aunque faltan algunos pasos para que lo sean de manera legal. Entre ellos se dará una campaña en pos del voto de los electores.
La tarea de los partidos es vencer al abstencionismo, que es un mal de nuestra democracia, imperfecta pero democracia al final de cuentas.
Los tres candidatos y los partidos que los postulan tienen una responsabilidad histórica que no deben soslayar. No se trata sólo de conquistar el poder. Se trata de estar a la altura de los desafíos del porvenir.
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