El virus zika, transmitido por mosquitos y del que se sospecha que ha causado daños cerebrales a bebés en Brasil, se extenderá a todos los países del continente americano a excepción de Canadá y Chile, según afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de las zonas donde hay mosquitos Aedes aegypti, que transmiten la enfermedad (así como el dengue, el chikunguña y la fiebre amarilla, entre otras).
En Canadá hace demasiado frío para que el insecto sobreviva, y el Chile continental está protegido por el desierto de Atacama al norte y los Andes al este.
Los últimos recuentos indican que ya hay 18 países o territorios afectados en el continente, con los principales focos en Brasil y Colombia.
La OMS recordó en un comunicado que las mujeres que planeen visitar zonas endémicas deben consultar con su médico antes de viajar y, también, tras su regreso.
La recomendación es compartida por las principales agencias internacionales: el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) y su homólogo estadounidense (CDC), que directamente recomiendan a las mujeres embarazadas o que quieran estarlo que eviten viajar a las zonas con mucho mosquito.
El Gobierno de Colombia hizo la misma recomendación, y se unió el de El Salvador, que aconsejó a las mujeres no quedar embarazadas hasta 2018.
Por otro lado, aunque ya se sabe que el virus zika puede transmitirse a través de la sangre, y también ha sido aislado en el semen humano, la OMS advirtió que se necesitan más pruebas para confirmar si puede transmitirse por vía sexual.
El zika es una de las alertas sanitarias que ha expuesto la directora de la OMS, Margaret Chan, en su informe de hoy al comité ejecutivo de la organización.
“La explosiva expansión del zika a nuevas áreas geográficas es una causa de preocupación”, señaló Chan, quien resaltó otro factor: al ser un virus recién llegado, la población no tiene inmunidad precia adquirida.
Eso hace que en esta primera oleada los afectados se enfrenten al virus sin que su sistema inmunitario haya estado nunca expuso al virus.
En los países afectados del centro de África, la convivencia continua con patógenos como el virus del zika o el plasmodio de la malaria funciona a modo de vacuna, ya que el sistema inmunitario aprende a reconocer y combatir la amenaza, lo que reduce la gravedad de las sucesivas infecciones.
En este caso, además, hay una correlación con los casos de microcefalia en niños y la aparición del síndrome de Guillain-Barré, aunque todavía no se ha demostrado un vínculo causa-efecto.
“Las pruebas circunstanciales son bastante indicativas y terriblemente preocupantes”, dijo Chan.
Ramón Cisterna, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital de Basurto en Bilbao, expone así el cambio que ha habido a la hora de enfrentarse al zika.
“Hemos pasado en poco tiempo a comprobar que de que ‘era un virus cuya patogenicidad era parecida a otros como el del chikunguña’, al de que ‘su efecto más peligroso es la afectación del sistema nervioso’ y como consecuencia de ello el enorme impacto de la infección durante el embarazo provocando la aparición de malformaciones congénitas en forma de niños nacidos con microcefalias”.
Cisterna coincide con la apreciación de otros expertos acerca del potencial propagador del mosquito.
“Tiene muchas posibilidades de adaptación y de supervivencia mediante mecanismos de resistencia a las condiciones adversas, aclimatándose a muy variadas condiciones favorecidas indudablemente por el ascenso térmico sostenido durante los últimos años.
“El gran reto sanitario esta por llegar cuando Brasil acoja a varios millones de personas que acudirán a los Juegos Olímpicos convocados para este mismo año”, apuntó.
Agencias