Muchos dicen que la productividad de los políticos, que luego debe transformarse en productividad gubernamental, es casi nula, porque su medición en la mayoría de los casos es subjetiva, por la relación gasto-producto; contrario a otros empleados donde sus horas de trabajo, resultado, salario y productividad es medible.
La diferencia entre un empleado del sector privado y el de los primeros puestos ejecutivos en un Municipio (presidente, regidores y directores), Estado (gobernador, secretarios, directores y operadores) o País (presidente, diputados, senadores, secretarios, etc.), es diametral; pues mientras esos políticos cargan su gasolina, comida, comunicación, vigilancia, renta, luz, agua y cualquier otro servicio personal o de su familia al gasto público, de tal manera que su salario queda intacto; un empleado tiene que sacar esos gastos de su salario.
Además, los políticos de primer nivel (incluido los dirigentes partidistas y diputados), tienen las mejores prestaciones laborales, incluido un seguro médico y de choferes para transportar a los miembros de su familia; mientras el empleado es enviado a los servicios de salud pública, donde las condiciones no solo son precarias, si no en ocasiones ni medicamentos hay.
Bajo este esquema, podríamos decir que nuestros políticos de primer nivel al frente de los gobiernos, son los más productivos, pues no están preocupados por lo que comerán mañana, ni cómo le harán para pagar la renta, el abono del auto, la luz, el agua, el internet, el teléfono, la gasolina (o si usa taxi o camión), como lo están los empleados de cualquier empresa, o los burócratas que mueven la administración pública.
Medir la productividad de un Presidente Municipal o de un Gobernador es complicado, porque los que llegan a esos puestos creen que con enviar muchos comunicados donde supervisan obras, llevan despensas, subiendo un suich de un alumbrado público, pateando un balón o lanzando una pelota, es trabajar. Mal asesorados comenten errores que en ocasiones son utilizados por sus adversarios para el morbo, la burla y hasta la descalificación; cabe el dicho de “mucho ruido y pocas nueces”. ¿Cuál es la productividad de un regidor? Nadie sabe, rinden informe de sesiones a la que asisten, o las reuniones que hacen una su comisión; ¡por favor!, eso y nada es lo mismo.
En cuanto a los legisladores, resulta que la productividad de un diputado no es medible objetivamente, porque algunos creen que al meter iniciativas al por mayor, es trabajar (las hacen sus asesores); creen que con hacer reuniones tras reuniones de su respectiva comisión, están haciendo la tarea. No es así, la productividad es medible de acuerdo a las iniciativas aprobadas para beneficiar al pueblo, a la sociedad, al empresariado, a los prestadores de servicios, a los más desprotegidos; es medible cuando esas iniciativas que se convierten en ley o reglamentos, son aplicadas para una mejor convivencia social, en paz y con progreso.
La productividad de un empleado es medible, por las horas de trabajo, el resultado de ese tiempo en cuanto a las habitaciones que limpia, los autos que arregla en el taller, las piezas de herrería que hace, las paredes que levanta, los metros cuadrados que pinta, las puertas de madera que hace, etc., ¿y la productividad de un político? Ahí se las dejo…
SASCAB
Por cierto, José Luis Chacón Méndez, director general de la Fundación de Parques y Museos de Cozumel (FPMC), ha sido uno de los férreos defensores del pueblo cozumeleño; hasta ahora en el cargo que le ha encomendado la gobernadora Mara Lezama, ha dado buenos resultados; no solo por la implementación de programas con beneficio social, sino también para fortalecer aquellos que funcionan desde hace años, como la reforestación del manglar en la Laguna “Colombia”.
No lo pierdan de vista, pues es un activo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que puede aspirar a cualquier cargo de elección popular en el 2024, sin embargo, Chacón Méndez tiene la característica de ser disciplinado y hará lo que bien convenga al proyecto de la Transformación encabezado por Mara Lezama. Al tiempo…