El riesgo país de México, que mide la posibilidad de impago de la deuda externa de un país, regresó a los niveles previos a la pandemia pese a la incertidumbre que existe en los mercados financieros, de acuerdo con datos de Ámbito web.
Al cierre de febrero, antes de que el COVID-19 registrara su mayor impacto, el riesgo país se ubicó en 219 puntos base. Sin embargo, tras el golpe de la pandemia, en abril llegó a subir hasta 445.
Al 11 de febrero se posicionó nuevamente abajo de los 200 puntos, al ubicarse en 197 unidades.
Carlos González, director de Estrategia Bursátil de Monex, explicó que el resultado obedece a una combinación de bajas tasas de interés a nivel global, un dólar débil y una posición fiscal de México relativamente estable.
“El país mantiene tasas relativamente altas frente al mundo, además tiene una posición fiscal que luce estable, lo cual es atractivo para los inversionistas”, señaló.
El riesgo país, medido a través del Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI) Global de JP Morgan, es la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares, emitidos por países no desarrollados, y los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran menos riesgosos.
El riesgo país es un indicador sobre las posibilidades de un país emergente de no cumplir en los términos acordados con el pago de su deuda externa, cuanto más crece, mayor es la probabilidad de que la misma ingrese en moratoria de pagos o default.