Renuncia el rey Felipe VI de España a la herencia de su padre

El rey Felipe VI de España ha renunciado a la herencia que personalmente le pudiera corresponder de su padre, Juan Carlos I, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen pueda no estar en consonancia con la legalidad o con criterios de rectitud.
La Casa Real española publicó este domingo un comunicado en el que informa además de que Juan Carlos I deja de percibir la asignación que tiene fijada en los presupuestos de la Casa de Su Majestad el Rey.
El comunicado se difundió tras diversas informaciones publicadas este fin de semana en las que se asegura que Felipe VI es beneficiario de una sociedad “offshore” creada por el rey Juan Carlos I vinculada a una donación de 65 millones de euros de Arabia Saudí.
El diario suizo Tribune de Gèneve publicó a principios de marzo que Juan Carlos I recibió, en 2008, 100 millones de dólares del rey Abdalá de Arabia Saudita, en una cuenta en Zuiza de una fundación panameña.
Y el periódico británico The Daily Telegraph indicó de su lado este sábado que Felipe VI era también beneficiario de esa fundación.
En el comunicado, Casa Real indicó que Felipe VI, quien recibió la corona luego de que su padre abdicara en 2014 tras una serie de escándalos, indicó que el monarca tuvo conocimiento en marzo de 2019 por parte de un bufete de abogados “de su supuesta designación como beneficiario” de esa fundación.
Pero como no tenía “conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los presuntos hechos que mencionaba”, pidió a su padre que “dejara sin efecto tal designación”, y le manifestó que no “aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad”.
Felipe VI aseguró además desconocer “por completo totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario” de otra fundación que según la prensa habría financiado millones de euros en vuelos en jets privados para Juan Carlos.
Juan Carlos, rey por casi cuarenta años, llegó al trono tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
Felipe VI había tomado distancias de su padre en un intento por recuperar la imagen manchada de la monarquía tras los escándalos en los que se vio involucrado Juan Carlos.
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