Reporta el consumo privado una caída récord durante abril

El consumo privado reportó una caída récord en abril de este año por las medidas que se aplicaron para contener la pandemia, que llevaron a las personas a recluirse en sus hogares, limitaron la actividad comercial y la oferta de bienes y servicios, además de alterar los patrones de gasto.
El consumo privado en el mercado interior, un agregado macroeconómico que tiene poca volatilidad, había iniciado una leve tendencia decreciente en el cuarto trimestre de 2019 y se desplomó 19.7% en abril de 2020 respecto al mes inmediato anterior, la mayor contracción mensual en la historia de la serie, informó el Inegi.
“Viendo las variaciones mensuales históricas del consumo privado interno se aprecia la relativa estabilidad de esta serie, así como la enorme magnitud de la caída que sufrió en abril de 2020, primer mes de confinamiento”, comentó Julio Santaella, presidente del Inegi, en su cuenta de Twitter.
Al igual que con la inversión fija bruta, el dato es el peor desempeño en todo el registro y completa un panorama poco alentador para el crecimiento, pues el consumo es el componente de más peso en la demanda agregada, advirtió Iván Huerta, analista económico de grupo financiero Ve por Más.
En el caso de los componentes del consumo privado en el mercado interno, el de bienes de origen importado disminuyó 21.3%, mientras que los bienes y servicios de origen nacional descendió 19.1% en el cuarto mes del presente año respecto al mes previo.
El rubro de servicios es vulnerable al cierre de comercios y el distanciamiento social, mientras que la incertidumbre, peores condiciones económicas y el confinamiento indujeron una mayor demanda por bienes de básicos y no duraderos, para el abasto del hogar, y menor apetito por bienes duraderos. La menor demanda de importados pudo responder a obstrucciones en la oferta y límites al comercio mundial por la pandemia, explicó Huerta
El consumo también fue afectado por el aumento en el desempleo, la pérdida de trabajos formales, menor dinamismo de las remesas y la baja en la confianza del consumidor en el cuarto mes del año, lo cual compensó el efecto positivo de una menor inflación sobre el poder adquisitivo de las familias.
En el corto plazo, el consumo puede responder al relajamiento de medidas sanitarias y a la recuperación de puestos de trabajo. Sin embargo, hacia adelante, se prevé una lenta mejora, por una pobre dinámica inversión-empleo, elevada incertidumbre y un posible comportamiento defensivo en el gasto de hogares, estimó Huerta.
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