El Castillo de Matrera está situado en Cádiz al sur de España, una fortaleza que se encuentra sobre el Monte Pajarete. Fue construido en siglo IX por Omar ibn Hafsún y en 1341 sería conquistado por Alfonso XI, el lugar fue muy importante en la lucha entre musulmanes granadinos y los españoles que buscaban recuperar la península ibérica.
El edificio fue nombrado Monumento Nacional en 1949 y Bien de Interés Cultural en 1985, por lo que su reciente re-construcción de sus paredes ha causado polémica, pues se atenta con el antecedente histórico del inmueble.
Fue la asociación ‘Hispana Nostra’ –quienes se encargan de defender el patrimonio cultural español- los que dieron a conocer la noticia, donde se pueden ver muros de color blanco que se han colocado hasta la altura original, rompiendo con el aspecto histórico y con el paisaje del cerro.
El vicepresidente de esta asociación, Carlos Morenés, abogado de profesión, explicó a Efe que quisieron dar “una difusión ejemplarizante” para evitar que vuelvan a repetirse “excesos” como este.
Se ha llevado al extremo la legislación sobre restauración que obliga a distinguir las partes nuevas de las originales y se ha dañado el entorno con una cosa blanca, enorme que ha desvirtuado el aspecto histórico y paisajístico del enclave, ubicado en el cerro Pajarete, en una finca privada cuyo dueño costeó la obra.
La restauración contó con el visto bueno de la Consejería de Cultura, sin embargo, ha recibido críticas de varios especialistas alrededor del mundo, incluso de turistas, quienes apuntan que es bastante desafortunado el aspecto que tiene ahora el castillo. Aunque, por supuesto también hay personas que han defendido esta acción, pues permite la conservación del edificio, al consolidar los muros, ya que hace un año la bóveda y un muro se derrumbaron.
Cuando se cayó la bóveda no conseguimos ni doscientas firmas para pedir una rehabilitación”, explica el arqueólogo de un Ayuntamiento que ha sido “un mero espectador” de la intervención ya que no tiene competencias en la materia, y que no entiende la polémica cuando “ha habido restauraciones, y en castillos muy cercanos, con los mismos criterios” que no han suscitado quejas.
Al final, será decisión de los visitantes si les agrada este nuevo aspecto, aunque defintivamente no es tan desafortunada como el Ecce Homo.
Agencias