Robo “hormiga” contra Cancún

Desde hace algunas décadas, casi desde que surgió del restirador de los arquitectos que lo crearon, Cancún ha sido víctima de un silencioso y constante despojo siempre con la complicidad o la omisión de las autoridades.

En los primeros años de la ciudad mucho de ese despojo se dio en el marco del traslape de responsabilidades del Ayuntamiento y del Fondo Nacional de Fomento al Turismo. Al principio el Fonatur, creador e impulsor del proyecto, era más fuerte que la autoridad municipal.

Era común, en esos primeros años, que ambas instancias se responsabilizaran mutuamente de imponer normas relacionadas con el desarrollo y al no haber una claridad en las funciones más de un vival aprovechó para hacer de las suyas.

Fue así como en importantes avenidas del centro fueron invadidas áreas públicas que afectaron el ancho de la vialidad, como ocurrió en la Yaxchilán, que actualmente es más angosta de lo que originalmente se planeó, debido a que los dueños de los predios extendieron el frente de sus propiedades.

No hubo nadie que impusiera el orden y con el paso de los años esa invasión fue regularizada en beneficio de los paracaidistas. Lo mismo ocurrió en la Uxmal y Tulum, donde fue posible rescatar las áreas invadidas.

Pero conforme el Ayuntamiento se fue fortaleciendo, las autoridades municipales permitieron varias irregularidades que terminaron en despojos a la ciudad. Permitieron que particulares se apropiaran hasta de algunas calles como ocurrió en la zona del “Crucero”, donde los propietarios de la hoy plaza Las Tiendas de Cancún “compraron” un tramo de la calle 10 de la supermanzana 63.

El dueño del hoy hotel Oasis Smart, el ex gobernador David Gustavo Ruiz, se apropió de parte de la calle Brisa para conectar el restaurante y el lobby de su establecimiento, que quedaron separados por la mencionada vía.

En la zona hotelera hubo rellenos a la laguna para ganar unos metros más de terreno y desaparecieron áreas para estacionamiento.

Todo eso se hacía ante la vista de la gente, pero nadie protestaba. Algunos creyeron que la pasividad de la comunidad iba a continuar y decidieron apropiarse de un tramo de la ciclopista de la zona hotelera, un icono de Cancún, la primera ciudad que desde su concepción contó con una infraestructura de ese tipo en una época en la que el automóvil ganaba espacio a los peatones en todo el país.

Fernando Cervantes Mondragón, gerente de mantenimiento de Fonatur, dijo a los activistas que defendieron el espacio que la ciclopista robaba metros a una propiedad por lo que era necesario desviarla, lo que es una clara ignorancia de la historia de la ciudad y de ese mismo organismo

Quien no conoce la historia de su centro de trabajo, como parece ser en el caso de Cervantes con el Fonatur, no puede desarrollar con propiedad sus funciones. La ciclopista se trazó al mismo tiempo que se lotificaba la zona hotelera, de modo que ocupa el espacio que desde un principio se le concedió. No robó nada. Los arquitectos del Fondo decidieron ponerla donde está.

Sin embargo, así como Cervantes Mondragón, hay funcionarios en todas las instancias de gobierno que piensan que la historia de Cancún comienza a partir del día en que llegaron y creen que con suma facilidad pueden eliminar lo que sea.

Se podía hacer, porque no había un sentido de pertenencia en la comunidad, que ahora está dispuesta a defender lo que es suyo.

Ya antes los desarrolladores de Puerto Cancún habían “corregido” los límites  de su propiedad y afectaron el trazo original de la ciclopista. En ese entonces nadie protestó.

La comunidad ya se puso a las vivas y no está dispuesta a permitir más robo “hormiga” que centímetro a centímetro incrementó la riqueza de unos cuantos vivales con la complicidad de las autoridades municipales y del Fonatur.

Que no vuelva a ocurrir.

Platea

Punta Cancún es la zona más saturada de la zona hotelera. Durante varias horas hay problemas severos de movilidad y la falta de estacionamiento es un proyecto mayúsculo.

Sin embargo, a pesar de ello a alguien se le ocurrió la brillante idea de permitir la instalación de una rueda de la fortuna en lo que quedaba del estacionamiento del mercado de artesanías Coral Negro, sin tomar en cuenta que agravará aún más la situación vial en la zona.

Aunque en una dimensión más pequeña, es atractivo una rueda de la fortuna como el London Eye o la “Estrella” de Puebla u otra que funciona en París, pero hay espacios más amplios y cómodos donde se puede instalar.

Es un atractivo que puede reactivar, incluso, zonas deprimidas económicamente en la ciudad, ¿por qué la necedad de achocarlo todo en Punta Cancún? ¿Dónde está el Instituto Municipal de Planeación? ¿La dependencia y funcionarios que entregaron los permisos tomaron en cuenta la opinión de los especialistas del IMPLAN? ¿De quién es el negocio?

Correo: jsilva@palcoquintanarroense.com

Twitter: @JulioCsarSilva | @PalcoQR

Salir de la versión móvil