La agencia de espionaje militar de Rusia (GRU) tiene en estos momentos desplegados en territorio mexicano más oficiales de inteligencia que en cualquier otro país del mundo con el objetivo final de influir en las decisiones que toma Estados Unidos. Así lo ha advertido este jueves el jefe del Comando Norte estadounidense, Glen VanHerck. El general ha hecho estas declaraciones durante una sesión del Comité de Servicios Armados del Senado, en la que ha añadido que lo que busca el Kremlin es lograr acceso a EE UU desde el país vecino. La información ha surgido prácticamente al paralelo que los reclamos que el embajador estadounidense, Ken Salazar, ha hecho después de que se celebrara el miércoles un acto en la Cámara de Diputados para inaugurar el grupo de amistad México-Rusia con la presencia de diplomáticos del Kremlin, justo a punto de cumplir un mes del inicio de la invasión a Ucrania. “Tenemos que estar en solidaridad con Ucrania y contra Rusia”, ha dicho Salazar en el Congreso. “El embajador de Rusia estuvo ayer y dijo que México y Rusia son cercanos, eso nunca puede pasar”, ha agregado.En Washington, VanHerck ha puesto la mira en las operaciones de Moscú desde México, donde Rusia tiene una de sus embajadas más grandes en Latinoamérica. “En la actualidad, la mayor parte de efectivos de la GRU en el mundo está en México. Se trata de personal de inteligencia ruso”, ha asegurado. El militar ha querido dejar muy claro que esos agentes están al “acecho de cualquier oportunidad a través de la que puedan influir en Estados Unidos”. El general de cuatro estrellas respondía así ante las preguntas de senadores del Comité de Servicios Armados. “Hay actores como China y Rusia que son muy agresivos y activos en toda el área de responsabilidad del Comando Norte incluido Bahamas y México”, dijo VanHerck en su respuesta al senador republicano Mike Rounds.
No es la primera vez que el militar hace afirmaciones en ese sentido. En septiembre pasado, VanHerck señalaba que Rusia implicaba el mayor peligro para Estados Unidos. “Rusia es la principal amenaza militar para mi patria. No es China, es Rusia”, dijo el militar, para quien China era una “amenaza a largo plazo”, pero Rusia tenía mayor poderío militar.
El Departamento Central de Inteligencia ruso, también conocido como GRU, ha sido vinculado con algunas de las acciones más polémicas atribuidas a Rusia por Occidente en los últimos años y cuenta con sus propias brigadas de fuerzas especiales en el extranjero. La organización, que forma parte de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, y antes de la Unión Soviética, es uno de los diferentes grupos autorizados para espiar para el Gobierno ruso junto con otras agencias que sucedieron a la KGB.En opinión del jefe del Comando Norte estadounidense, la inestabilidad que crean en México los cárteles del narcotráfico tiene como consecuencia que espías rusos o chinos puedan amenazar con facilidad a la seguridad nacional estadounidense. “En este hemisferio, las organizaciones criminales transnacionales operan casi sin oposición y abren un camino de corrupción y violencia que crea una brecha que permite que China y Rusia se inmiscuyan en estos países”, ha comentado.
La GRU fue creada en 1918 por orden del Consejo Militar Revolucionario del Ejército Rojo bajo la dirección de León Trotsky y su objetivo inicial era coordinar las acciones de las agencias de inteligencia del Ejército, pero durante varias décadas su existencia fue desconocida para los servicios secretos extranjeros. La agencia sobrevivió a la disolución de la Unión Soviética en 1991. Se desconoce el número de agentes que la GRU tiene en nómina y se le acusa, entre otras cosas, de interferir en las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a Donald Trump en 2016, intentar un golpe de Estado en Montenegro, lanzar ataques cibernéticos a la Agencia Mundial Antidopaje y envenenar al ex espía ruso Sergei Skripal en Reino Unido en 2018.EE UU critica las muestras de solidaridad con Rusia en el Congreso mexicano
En México, Salazar ha cuestionado la decisión de algunos diputados de Morena (la formación política de Andrés Manuel López Obrador), del Partido del Trabajo (PT, también parte del bloque gobernante) y el Partido Revolucionario Institucional de instalar un grupo prorruso en plena invasión a Ucrania. “Recuerdo que en la Segunda Guerra Mundial no había ninguna distancia entre México y Estados Unidos, estuvimos unidos contra Hitler, que estaba matando a inocentes por dondequiera”, ha dicho el embajador estadounidense en la inauguración de otro grupo de amistad en la Cámara baja, el de México y Estados Unidos.
Los llamados grupos de amistad probablemente hubieran pasado desapercibidos en otras circunstancias, camuflados como actos puramente protocolarios. En medio de la guerra en Ucrania, la creación del grupo con Rusia ha estado empapada de polémica y ha sido duramente criticado por la oposición que ha tildado la decisión de “imprudente” y “aberrante”. La inauguración supuso la puerta de entrada al Congreso mexicano, en un acto oficial, a la versión rusa del conflicto armado, tildada de propaganda en Occidente y repudiada por 140 países en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos México, que condenó “enérgicamente” la agresión rusa a finales de febrero.
“Rusia no empezó esta guerra, la está terminando”, aseguró Víktor Koronelli, el embajador ruso. Koronelli sostuvo que el Ejército ucranio “usa mujeres y niños como escudos humanos”, condenó “las noticias falsas” que imperan en Occidente y insistió en la necesidad de “desnazificar Ucrania”. “Agradecemos la información tan pertinente que se nos da del conflicto en Ucrania”, dijo Alberto Anaya, diputado del PT y presidente del grupo prorruso. Miembros de la oposición dejaron vacante su lugar en el llamado grupo de Amistad con Rusia y otros justificaron que era una muestra de solidaridad entre pueblos y no entre Gobiernos. “Respetamos la posición del Gobierno mexicano”, señaló Koronelli. “Nuestra relación con México tiene un carácter estratégico y se basa en el respeto mutuo de intereses nacionales”, agregó.
Mientras algunos políticos mexicanos se resisten a compartir la postura oficial de repudio a la guerra ordenada por el Gobierno de Vladímir Putin, la Casa Blanca aprieta para que no hay fisuras en la posición mexicana. Para Washington, México es un país clave en Latinoamérica, una región donde Rusia ha encontrado el respaldo internacional que no tiene en otras regiones del mundo y que sí le dan aliados como el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, de Miguel Díaz-Canel en Cuba o la Nicaragua de Daniel Ortega.
Entre sospechas de espionaje y acusaciones mutuas de propaganda, dos actos protocolarios en México han levantado la polémica y desatado la indignación a miles de kilómetros del conflicto armado. En una región acostumbrada a mirar el juego de las potencias desde lejos. Y en un país que hasta ahora no había dejado lugar a dudas sobre su posición frente a la ofensiva rusa.