CANCUN, 13 de febrero.— En lo que es uno de los mayores despojos a la sociedad cancunense, finalmente se materializó la polémica privatización de las históricas Villas Juveniles del CREA, un espacio que en su día ofreció alojamiento económico y servicios para jóvenes entre finales de los años 70 y principios de los 90.
Con base de información del portal de noticias Caribe Peninsular, el inmueble fue vendido muy por debajo de su precio por el gobierno de Roberto Borge, como hizo con gran cantidad de patrimonio estatal.
Sin embargo, su sucesor y enemigo político, Carlos Joaquín González, anunció en 2018 con bombo y platillo la recuperación del inmueble.
Desde su inauguración en julio de 1979, en el kilómetro 3.5 de Cancún, las Villas Juveniles ofrecían habitaciones comunes tipo hostal, alberca, áreas deportivas, un salón de eventos con vista al mar y acceso directo a la playa, convirtiéndose en un refugio para jóvenes de escasos recursos.
Sin embargo, tras pasar a manos del gobierno estatal, el proyecto cayó en abandono, y las diversas iniciativas para reactivarlo –incluso como hotel-escuela durante el sexenio de Joaquín Hendricks– nunca lograron concretarse.
La controversia se intensificó cuando se conoció que, durante la administración del exgobernador Roberto Borge Angulo, las propiedades vinculadas al complejo fueron vendidas a precios muy por debajo de su valor real a la empresa Caveri Servicios Inmobiliarios, S.A. de C.V., encabezada por el empresario gasolinero Ricardo Vega Serrador.
Según documentos oficiales, los tres lotes –ubicados en la Zona Hotelera y con superficies de 1,990.75, 3,905.25 y 5,255.97 metros cuadrados respectivamente– fueron objeto de juicios civiles promovidos por la Agencia de Proyectos Estratégicos del Estado de Quintana Roo (Agepro) para su “recuperación” en el gobierno de Carlos Joaquín, actual embajador de México en Canadá.
En aquel entonces, el valor de mercado superaba los 4 mil dólares por metro cuadrado.
La maniobra no es ajena a la turbulenta historia política del estado. Durante su administración, Carlos Joaquín impulsó una campaña de persecución contra su antecesor Roberto Borge, actualmente encarcelado, cuyos excolaboradores también encarcelados habrían superado su libertad a cambio de entregar dinero o propiedades, que fueron anunciados como recuperación del patrimonio estatal, pero nunca se transparentó su destino.
En este contexto, el “rescate” de las Villas Juveniles del CREA se percibe no solo como una operación inmobiliaria, sino también como parte de una venganza política, en la que la justicia quedó en entredicho.
“Hoy hemos avanzado en hacer justicia para los quintanarroenses al obtener la posesión de los predios”, declaró el entonces gobernador, aunque la transparencia del proceso nunca fue del todo clara.
Además, se han señalado irregularidades adicionales: poco después de la compra-venta, Caveri Servicios Inmobiliarios obtuvo fracciones adicionales de terreno mediante trámites en el Ayuntamiento de Benito Juárez; y en diciembre de 2021 se denunció la construcción no autorizada de un muelle en el sitio, lo que obligó a la suspensión de la obra por parte de la Capitanía de Puertos Regional ante la ausencia de permisos y el riesgo de daños ambientales.
En los últimos días, en medio de un total secretismo, se ejecutó la demolición completa de la estructura que albergó a las Villas Juveniles, dejando un área inaccesible y rodeada por una imponente malla verde. Adentro del perímetro se percibe un acelerado ritmo de trabajo.
La desaparición de este emblemático espacio marca un triste capítulo en la historia de Cancún, donde lo que fue un símbolo de inclusión y oportunidad para la juventud, hoy se consuma en manos de particulares, dejando a la sociedad con el sabor amargo de una gestión política que, para muchos, fue una farsa disfrazada de “rescate”.- Información obtenida de Caribe Peninsular.