Washington. — Las calles de Estados Unidos están otra vez en llamas, literalmente, en protesta por la violencia policial racista. La muerte del afroestadounidense George Floyd, ahorcado por la rodilla de un agente blanco en su cuello mientras estaba indefenso y detenido en el suelo, ha sido la chispa que hizo renacer el fuego de la ira contra el racismo sistémico en la sociedad estadounidense, especialmente letal cuando se trata de encuentros con la policía.
Anoche, la ciudad de Minneapolis volvió a arder, como sucedió martes y miércoles. Manifestantes enfurecidos ingresaron al cuartel de policía donde trabajaban, antes de ser despedidos, los cuatro efectivos implicados en el incidente de Floyd. Una vez adentro, prendieron fuego a las instalaciones. La policía había evacuado el lugar momentos antes, cuando la gente superó las barreras colocadas para contenerla.
Videos transmitidos desde el lugar mostraban a los manifestantes coreando: “No puedo respirar”, la fase que Floyd repitió una y otra vez al agente Derek Chauvin, quien le presionó el cuello con la rodilla durante varios minutos, hasta dejarlo inconsciente. Cuando llegó la ambulancia, Floyd ya no tenía pulso y se le declaró muerto en el hospital. Las escenas de ayer y los días previos recordaban las manifestaciones de hace años, en pleno apogeo reivindicativo del movimiento Black Lives Matter, nacido tras una serie de asesinatos de negros víctimas de un cuerpo policial que hasta entonces salía casi siempre impune del abuso de fuerza.
Desde la tarde, efectivos cargaron contra los manifestantes, igual que los días previos, ante los saqueos y violencia en la ciudad.
“Lo que hemos visto en los últimos dos días es el resultado del crecimiento de mucha ira y tristeza. Ira y tristeza que se ha arraigado en nuestra comunidad negra no sólo por cinco minutos de horror, sino por 400 años”, dijo el alcalde de Minneapolis, el demócrata Jacob Frey, quien desde el primer momento expresó su indignación por un “asesinato” que debe ser llevado a la justicia de forma inmediata. Prosiguió: “Si estás sintiendo esta tristeza y esta ira no es sólo entendible, es correcto. Es el reflejo de la verdad que han vivido los negros. […] Una tristeza que debe ser entendida por nuestras comunidades no negras. Ignorarla, desecharla, sería ignorar los valores que todos reclamamos tener”, añadió. Las protestas no sólo fueron en Minneapolis y su área metropolitana: se extendieron a Los Ángeles, algunos municipios de Tennessee y también a la ciudad de Nueva York, donde ayer una concentración acabó con cargas policiales violentas y al menos 30 detenidos.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) y el Departamento de Estado prometieron una investigación “robusta y meticulosa” para un caso que han determinado que es “prioritario”, pero no dieron ningún detalle sobre la evolución de las pesquisas, ni indicios de qué cargos podrían presentar contra los agentes policiales implicados —cuatro, que fueron despedidos—; se limitaron a pedir “calma” a la población y que se frene la “obstrucción y destrucción” de las últimas horas.
A pesar de las peticiones de calma, el gobernador de Minnesota desplegó a la Guardia Nacional en Minneapolis para tratar de “proveer seguridad y protección”, indicio evidente que las autoridades esperan nuevas protestas violentas y ayer por la tarde declaró “emergencia local”.
El caso de Floyd, detenido por supuestamente haber pagado con un billete falso, reabrió el debate sobre el racismo y la violencia policial en el país. Su muerte fue casi un calco de la de Eric Garner en 2014, ahogado por un policía de Nueva York con una maniobra ilegal a pesar de suplicar clemencia al grito de “no puedo respirar”. La misma frase que repitió una y otra vez Floyd, y que quedó registrada en el video del incidente del domingo, que se hizo viral y en el que se ve cómo se queda inmóvil mientras el agente Chauvin mantiene la presión.
Según un estudio presentado en verano del año pasado, casi 2% de las muertes de hombres negros entre 20 y 24 años fue por disparos de policía. “Nuestro modelo predice hay una probabilidad de alrededor de uno por mil que un chico u hombre negro será asesinado por un policía”, resolvía el análisis de la Rutgers University.
“Estás más claro que el agua, el vídeo lo dice todo. Si no ves un asesinato no sé qué ves ahí”, dijo la novia de Floyd, Courteney Ross, a un medio local. “Ejecutaron a mi hermano a plena luz del día”, añadió el hermano de la víctima, Philonise Floyd, a la CNN. “Estoy harto de ver hombres negros muertos”. Una sensación compartida por el alcalde Frey, convencido que Floyd “estaría vivo si fuera blanco” y que todas las pruebas que ha visto apuntan que “el tema racial estuvo involucrado”.
También se pronunció la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien llamó a las autoridades de EU a “emprender medidas serias para detener los asesinatos —de afroestadounidenses a manos de la policía— y garantizar que haya justicia cuando ocurran… Los policías que recurren al uso excesivo de la fuerza deben ser acusados y procesados por los crímenes cometidos”. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solicitó igualmente que justicia y sanciones judiciales para los responsables.
La indignación creció más al revelarse que Chauvin tiene antecedentes de conducta abusiva y violenta. Según la organización Communities United Against Police Brutality, hay al menos 10 quejas formales por la violencia del policía en actos de servicio, incluidos varios tiroteos. Sólo habría recibido un par de reprimendas y acciones disciplinarias.
En ese sentido, The Daily Beast publicaba el testimonio de otro afroestadounidense que, en 2008, habría sido disparado por Chauvin, quien entró sin aviso a su departamento respondiendo un aviso de violencia doméstica. Nunca fue castigado por ello.
La senadora demócrata Kamala Harris, exfiscal general de California cuyo nombre suena como posible candidata a la vicepresidencia, exigió que se le detuviera y acusara de asesinato, y que se tomaran también represalias judiciales contra los otros tres policías involucrados. El caso de violencia y abuso es tan grave que varios jefes policiales de todo el país salieron a denunciar el video, calificándolo de un “escándalo” y una “vergüenza” para los cuerpos de seguridad pública.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, más preocupado por su rifirrafe con Twitter que por la situación en Minneapolis, se limitó a decir que se sentía “muy mal” por lo sucedido y tuitear que “habrá justicia”. Al cierre de esta edición, no había llamado a la familia de Floyd para expresar sus condolencias.