En el norte de México se han encendido dos alarmas: una de ellas en Culiacán, Sinaloa, donde un par de colonias de clase media-alta, identificadas por la proliferación de narcojúniors, se han convertido en áreas con prostitución y venta de drogas; y la otra en Hermosillo, Sonora, donde se ha registrado un abandono masivo de casas en las que ahora se comercia con drogas y productos ilegales.
En Culiacán hay dos colonias —Las Quintas y La Campiña— cuyas características no encajan en el patrón nacional que asocia zonas de riesgo con pobreza y marginación. Este sector es de clase media-alta y las mencionadas colonias son conocidas por una fuerte presencia de hijos de narcotraficantes.
Esta zona, que forma parte del diagnóstico de criminalidad plasmado en el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia 2013, es famosa por sus amplias viviendas y por las competencias de “arrancones” entre camionetas último modelo. Es de conocimiento público que ahí se ubican viviendas de familias de narcotraficantes y existen negocios que se usan para lavar dinero del crimen organizado.
Hasta hace poco en Las Quintas estaba, por ejemplo, la oficina principal de la lechera Santa Mónica, señalada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como una empresa fachada de la familia de Ismael “El Mayo” Zambada, líder del cártel de Sinaloa.
El documento oficial es parte de la estrategia del actual Gobierno para inhibir la criminalidad, y el análisis de los problemas que enfrentan los diferentes polígonos del País —que engloban varias colonias— fue hecho por las autoridades municipales, en ocasiones auxiliadas por funcionarios estatales y federales.
En la información se deja clara la diferencia económica entre dos áreas que forman parte de una misma región: mientras que en el polígono 1, el pobre, las viviendas son de 90 metros cuadrados en promedio, en el segundo, de clase media-alta y que incluye la colonia Centro, son de 200 metros cuadrados. Si en el 1 alcanzan 1.5 metros cuadrados de área verde por habitante, en el segundo gozan de 32 metros cuadrados. Y a pesar de la diferencia económica entre ambos sectores, la escolaridad promedio es la misma: 9.9 años de estudios cada uno.
El polígono 1 está integrado por las colonias 7 Gotas, 5 de Febrero, Amistad, Renato Vega y Vista Hermosa.
El diagnóstico destaca que a pesar del abismo económico entre ambas zonas, éstas padecen problemas comunes como edificaciones vacantes y vandalizadas, parques públicos inseguros, con prostitución y drogadicción en el primer polígono, y con venta de droga, asaltos y prostitución en el segundo.
Además, ambos registraron 31 reportes por violencia intrafamiliar y 52 homicidios dolosos durante 2012.
En Sinaloa se eligieron cinco zonas vulnerables: dos de Culiacán y tres de Ahome, también conocido como Los Mochis. En total suman 30 colonias.
HERMOSILLO, CUEVAS DE VIOLENCIA
Las casas deshabitadas que hay en los cuatro polígonos prioritarios de Hermosillo, Sonora, se han convertido en verdaderas cuevas de violencia, hacinamiento y comercio de productos ilegales.
En las colonias Pueblitos, Villa del Real, Solidaridad, Solidaridad IV Etapa y Gómez Morín se hallan 368 edificaciones vacantes vandalizadas donde se ha detectado venta de droga. También hay siete parques públicos en mal estado donde se cometen robos y drogadicción y 40% del alumbrado público no funciona. En esta zona se reporta hacinamiento: en promedio habitan cuatro personas en viviendas de 16 metros cuadrados.
En el polígono 2 hay 290 edificaciones vacantes donde se reporta venta de droga, prostitución y almacenamiento de artículos robados. Su nivel de hacinamiento asciende a cuatro habitantes en viviendas de 14 metros cuadrados en promedio.
En la tercera zona, que corresponde al poblado Miguel Alemán, se reportan 94 edificaciones vacantes vandalizadas donde se ha detectado venta de droga. Aquí el hacinamiento promedio llega a cinco personas en viviendas de 20 metros cuadrados.
En las colonias La Cholla y Los Arroyos hay 301 edificaciones vacantes —150 invadidas— donde se ha detectado venta de droga y almacenamiento de artículos robados. El nivel de hacinamiento es de cuatro habitantes en casas de 10.25 metros cuadrados.
GÓMEZ PALACIO, HOMICIDIOS
En Durango se seleccionaron tres municipios para su análisis: Durango, Lerdo y Gómez Palacio. El primero no presentó un diagnóstico suficiente para conocer sus problemas, pero en Gómez Palacio se eligieron 21 colonias y en Lerdo se identificaron 13.
En la zona seleccionada de Gómez Palacio, que abarca a 20 mil personas, se describe la presencia de agentes de esta manera: “No existen policías para los habitantes”.
En las colonias Cerro de la Pila, La Esperanza, Francisco Zarco, Barrio de la Mina, Jerusalem, Rosales, 15 de Diciembre, Rinconada Rosales y Morelos II, los principales problemas son el alto número de homicidios —221 en 2012— y la venta de drogas.
La topografía del lugar lo convierte en riesgoso. Además, 40% de las llamadas municipales al número 066 por conflictos vecinales provienen de esta área.
En las colonias El Centenario, Leticia Herrera, Ernesto Herrera Zavala, Octavio Rendón Arce, María Inés Mata de Rendón, Solidaridad, Valle del Guadiana, Francisco Villa, El Mezquital, Emiliano Zapata, Niños Héroes y Casa Blanca se reporta venta de drogas, alta cifra de homicidios dolosos —221 en 2012— y hacinamiento.
En Lerdo se habla de las colonias San Juan, Nuevo San Isidro, San Isidro, San Daniel, San Ramón, Loma Real, San Juan Etapa 2, 18 de Julio, San Fernando, Atenco, Independencia, San Juanito y Ladrilleras. Los problemas principales de la zona son la “gran cantidad de venta de drogas”, los conflictos de violencia y adicciones, un alto nivel de desempleo y fallas en el alumbrado público, con 60% de luminarias que no funciona.
La zona presenta un fuerte hacinamiento: en promedio, 6.1 personas habitan en casas de 20 metros cuadrados. Además, “no existen áreas de recreación”. De aquí proviene 20% de las llamadas de emergencia por conflictos vecinales. La alcaldía, indica el diagnóstico, se considera “el segundo municipio más inseguro del País”.
TIJUANA, LA AMENAZA DEL NARCOMENUDEO
Tijuana es una de las fronteras más activas de México y un receptor histórico de migrantes y repatriados de Estados Unidos.
Según el diagnóstico presentado en 2013, en los últimos tres años han devuelto por esta frontera a más de 400 mil connacionales indocumentados. Los repatriados generan satisfactores difíciles de cubrir en una ciudad que ya es muy grande. Tijuana concentra 51% de la población estatal y es uno de los municipios más densos de México, con un millón 559 mil 683 habitantes según el censo de 2010. Pero el municipio estima 2 millones 300 mil habitantes reales.
Aunque esta ciudad ha dejado de ser el epicentro de la violencia en México, aún persisten factores importantes como el narcomenudeo que, según el estudio, “se ha convertido en una amenaza social”.
El consumo de drogas ha crecido en el Municipio, en particular las sintéticas, y cada vez son utilizadas a más temprana edad.
Para este estudio se seleccionaron 14 colonias. Los delitos principales son robos de vehículos, a casa-habitación, a transeúntes y a comercios, así como narcomenudeo y violencia doméstica.
En la capital, Mexicali, se identificaron 17 colonias problemáticas. Aquí los repatriados son un factor de riesgo social, por eso se contempla el fortalecimiento de redes comunitarias para la atención integral de migrantes y deportados.
En el centro de Mexicali hay falta de lugares de esparcimiento social, cultural y comunitario, deficiencia en movilidad y robos.
CIUDAD JUÁREZ, POBREZA EXTREMA
En Chihuahua se eligieron ocho polígonos problemáticos: cuatro en Chihuahua y cuatro en Ciudad en Juárez.
En la fronteriza Ciudad Juárez, ícono de los feminicidios y de la violencia del narcotráfico, se hallan las colonias Rancho Anapra, Puerto de Anapra, Lomas de Poleo y La Conquista. Es un sector de pobreza y pobreza extrema.
Aquí se detectan problemas como falta de equipamiento urbano y de transporte, tanto que los habitantes deben trasladarse a colonias vecinas para tener acceso. Carecen de lo elemental en salud, educación, comercio, alumbrado público, recolección de basura y pavimento. Además, gran parte de los habitantes usan letrina, lo que desencadena problemas de salud.
La zona se caracteriza por la falta de empleo y analfabetismo, violencia en las calles y desintegración familiar. Hay un alto índice de delitos, drogadicción y falta de espacios recreativos.
En la zona que abarca a las colonias Felipe Ángeles, Ampliación Felipe Ángeles, La Mesita y Francisco Villa se agravan los problemas por tener una topografía accidentada con altos niveles de inseguridad.
Hay servicios básicos, pero no funcionan adecuadamente, esto orilla a la población a usar mangueras para el agua potable. Tampoco hay suficiente cobertura de drenaje, por eso los habitantes usan fosa séptica. En la zona hay luminarias, pero son destruidas por las pandillas; otros problemas son el vandalismo, la drogadicción y el alcoholismo.
En las colonias Francisco I. Madero, San Felipe Real, Chihuahua y Luis Echeverría, la situación no es diferente. Existen viviendas precarias donde destaca el uso de materiales débiles como madera y cartón. La mayoría de las calles están sin pavimentar, y aunque sí cuentan con servicios básicos, éstos presentan serias deficiencias. Además, los espacios públicos, deportivos y de salud son insuficientes.
En el sector Riberas del Bravo, desde la etapa I hasta la IX, el consumo de drogas, la delincuencia y la violencia múltiple se han convertido en “parte de la cotidianidad”, indica el estudio. En esta zona hay un intolerable mal olor originado por el canal de aguas negras, además de una carencia de áreas verdes y parques.
En Chihuahua capital se registra pandillerismo, robo, vandalismo, grafiti, falta de pavimentación y alumbrado.
NUEVO LEÓN, PANDILLERISMO
En Nuevo León se seleccionaron 11 polígonos de igual número de municipios.
Es el Estado donde más municipios participan, pero sólo en cinco los diagnósticos arrojan información suficiente para conocer una parte de los problemas: Apodaca, Escobedo, García, Juárez y San Nicolás.
No existe información relevante en San Pedro, Guadalupe, Santa Catarina, Monterrey, Santiago y Cadereyta.
En Apodaca se seleccionó la colonia Metroplex, ahí se halla una fuerte desconfianza hacia los policías porque existen antecedentes de miembros vinculados con el crimen. Hay severos problemas de cohesión social, violencia familiar, drogadicción, alcoholismo, pandillerismo, hacinamiento y falta de ingresos suficientes.
En Escobedo se habla de la colonia Villas de San Francisco. Aquí los problemas tienen que ver con la presencia de sólo un policía por cada 12 mil 366 habitantes y el deterioro de los parques públicos. El número de elementos policiacos queda lejos del objetivo estatal de “aumentar a 2.86 policías por cada mil habitantes”.
Además, se observan luminarias en mal estado, un gran porcentaje de inmuebles abandonados y violencia familiar.
El municipio de García tiene dentro del programa a la colonia Privada las Villas, que tiene 241 casas abandonadas que se usan para cometer delitos, hay violencia familiar, problemas con dos pandillas integradas por jóvenes de entre 13 y 20 años, y desconfianza en policías.
El municipio de Juárez incluye a la colonia Los Naranjos. Aquí su principal problema es el pandillerismo, pero también la falta pavimentación, el alumbrado público destruido, el robo a casa-habitación, grafiti y violencia familiar.
En San Nicolás fue seleccionada la colonia Paseo del Nogalar, que enfrenta problemas como alta marginación, carencia de servicios básicos como electricidad y drenaje, asentamientos de migración interna y foránea, pandillerismo, uso de alcohol y enervantes, robos, ataques sexuales y hacinamiento.