El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, dijo que se opone al uso de una ley que permite movilizar a los militares para frenar la ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial que sacude al país.
“No apoyo que se use la Ley de Insurrección”, indicó Esper en una rueda de prensa, dos días después de que el presidente estadunidense, Donald Trump, indicó que podría desplegar a los militares para sofocar las movilizaciones.
El jefe del Pentágono indicó que el uso de fuerzas militares en activo “sólo deberían ser usadas como un último recurso y sólo en las situaciones más urgentes y graves”.
“Siempre he creído y sigo creyendo que la Guardia Nacional es más adecuada para prestar apoyo interno a las autoridades civiles en estas situaciones”, dijo el secretario de Defensa, en referencia al contingente de reservistas.
Casi diez días después de la muerte de George Floyd, un ciudadano negro que fue asfixiado por un policía blanco en Minneapolis, las movilizaciones seguían en las grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles, entre otras, pese al toque de queda decretado después de los disturbios del fin de semana.
Estas movilizaciones alcanzaron una dimensión no vista desde la década de 1960 durante las protestas por los derechos civiles.