La industria relacionada con la gestación de hijos ajenos en Tabasco ha crecido enormemente y se le ha salido de las manos a las autoridades que la permiten, de ahí la propuesta reciente de adicionar algunas modificaciones jurídicas que les permitan recuperar el “control” sobre dicha práctica.
“El predictamen anunciado por la Comisión de Derechos Humanos del Congreso local no hace sino reconocer que el experimento social emprendido hace 17 años, y conocido como maternidad subrogada, ha fracasado. Lo que en algún momento se pensó “progresista” ha servido únicamente para exponer a un gran número, particularmente de tabasqueñas en situación vulnerable y a los hijos gestados mediante esta técnica, a la explotación de un mercado de seres humanos en el que intervienen médicos, juristas y parejas acaudaladas de México y del extranjero”, explica la abogada Ingrid Tapia, especialista en el tema y colaboradora de TAD (THINK ·ACTION· DEVELOPMENT).
La propuesta plantea sustituir el contrato de maternidad subrogada por un “instrumento de subrogación gestacional” que establece que las partes sólo podrán suscribirse de manera gratuita; con lo que se pretende, al menos en el marco jurídico, eliminar la posibilidad de recibir un pago por gestar el hijo de un tercero. También pretende limitar a 35 años, la edad máxima de las mujeres contratadas como gestantes y el acceso a esta técnica únicamente a parejas casadas o en concubinato. Por último, también se prevé establecer un requisito de al menos cinco años de residencia en el estado para evitar el turismo reproductivo.
Al respecto de las modificaciones en dicha figura jurídica la abogada Tapia comenta: “La pregunta que valdría la pena hacer al Congreso de Tabasco es ¿por qué insistir en mantener una figura que ha demostrado ser claramente nociva para la dignidad humana? ¿por qué, en lugar de cerrar cada vez más el espectro dentro del que una pareja puede hacer uso de una mujer como outsourcing para gestar a su hijo, no se prohíbe completamente esta práctica? Las mujeres no debemos olvidar que nuestro cuerpo no tiene precio, y un hijo menos”.