Seguridad sin espectáculo: el modelo que avanza en Quintana Roo

"En mi gobierno no damos alternativa a la delincuencia", afirma Mara Lezama en entrega de patrullas en Cancún

"En mi gobierno no damos alternativa a la delincuencia", afirma Mara Lezama en entrega de patrullas en Cancún

Julio César Silva Cetina | Desde el Palco

En un país donde la seguridad pública suele usarse como bandera política, es preciso observar con seriedad los casos donde la estrategia se construye con base en resultados, no en discursos.

Quintana Roo, donde gobierna Mara Lezama, está en la ruta de consolidar una ruta distinta: una seguridad que se trabaja con discreción, coordinación y, sobre todo, sin espectáculo.

A diferencia de otros gobiernos que politizan y disfrazan la simulación de trabajo con fuegos de artificio, en Quintana Roo no se ha caído en la trampa del discurso fácil.

La gobernadora ha elegido el camino más difícil y menos lucrativo políticamente: el de la corresponsabilidad institucional y la construcción de paz desde el territorio.

Desde que asumió el gobierno, optó por una estrategia de largo aliento que, aunque menos ruidosa, empieza a mostrar resultados medibles.

La reunión que sostuvo este viernes con el secretario de Seguridad Omar García Harfuch, no es un gesto político aislado, sino parte de una línea de trabajo que articula lo local con lo nacional.

La Estrategia Nacional de Seguridad encuentra en Quintana Roo un laboratorio complejo: una entidad con retos vinculados al turismo, la migración y la desigualdad histórica.

Es importante subrayarlo: la seguridad no se mide únicamente por estadísticas, pero tampoco se puede ignorar cuando los datos muestran una tendencia positiva.

La reducción en ciertos indicadores delictivos y la mejora en los niveles de percepción ciudadana son señales de que algo está funcionando.

Y por eso, cuando del otro lado de la acera no hay capacidad para entenderlo, lo más fácil es caer en la injuria y en tratar de restar credibilidad al liderazgo de la Gobernadora.

Quintana Roo demuestra que es posible un enfoque distinto. Que se puede generar coordinación interinstitucional, que se puede hablar de seguridad sin usarla como cortina de humo.

En tiempos donde la tentación del show suele ganar la partida, se apuesta por lo contrario: trabajo silencioso, articulación real y cercanía con el territorio.

Porque, al final del día, la seguridad no necesita luces ni estridencias. Necesita voluntad, estrategia y resultados. Y en Quintana Roo, por fortuna, se avanza justo en esa dirección.

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