Palco Quintanarroense
Nido de serpientes
Julio César Silva Cetina
Ha sido común que a Cancún llegue mucha gente para reinventarse. No son pocos aquellos que llegaron sin nada y ahora tienen asegurado el futuro económico de varias generaciones, ya sea por años de trabajo fecundo y mucha suerte o por triquiñuelas en el sector púbico y también en el privado.
Muchos de ellos inventaron grandes historias, crearon el abolengo que no traían, aprovecharon que todo era nuevo para hacer creer leyendas familiares que se sacaron de la manga. Sin embargo, una cosa es cambiar la crónica personal y hasta familiar y otra modificar la biografía de toda una región, como lo pretende hacer un grupo de empresarios.
Hace algunos días, la representación local de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que preside Juan Manuel Peraza Peraza, anunció la creación de una comisión que según sus propias palabras buscará “rescatar” el significado del nombre original de Cancún, que para ese grupo de empresarios es “cuatro lagunas”.
En la tradición oral regional siempre se ha manejado que el significado de Cancún, que aparece escrito como tal en mapas anteriores a la independencia de México, es el de “nido de víboras”, pero resulta que los empresarios, quizá porque a varios les viene el saco, creen que ese concepto es peyorativo, es decir que transmite una connotación negativa de desprecio o poco respeto.
Aún cuando haya dudas fundadas sobre ese significado, la razón de “cuatro lagunas” no guarda relación alguna con ningún fonema maya. Aunque en términos prácticos el pretendido “rescate” no vaya más allá de la polémica, asignarle esa significación a la palabra Cancún es alterar la historia particular de la región.
Las universidades de Yucatán y de Quintana Roo, una fundada por Felipe Carrillo Puerto y la otra por Miguel Borge Martín, impulsaron trabajos para integrar con especialistas sendos diccionarios maya y en ninguno de ellos hay vocablos que por lo menos hagan creer que Cancún se deriva de algún fonema que signifique “cuatro lagunas”. Para empezar laguna en maya, según los mencionados diccionarios, es ”Kan ÁaK’al Ché” no “cun”, “kun”, “Kuum” o “K’uúm”.
Cancún, que es una “castellanización” de un vocablo maya como lo es Yucatán (u‘yuj-t’an), que quiere decir “escucha cómo hablan”, o Catoche (“cones cotoch” o vamos a nuestra casa), se acerca más a K’an K’uúm (calabaza amarilla) o Kan Kuum (cuatro ollas o cuatro vasijas). Incluso, Kaan K’u’, el incómodo para muchos nido de serpientes que se pretende proscribir, también se acerca.
Pero Kan ÁaK’al Ché (el “cuatro lagunas” que se pretende “rescatar como verdadero significado”) ni siquiera se escucha parecido a Cancún, como tampoco se parecen Kan Kunal (Cuatro Conjuros) Kuum k’an táak’iin (olla de oro) o pul kaan (echizo de serpiente), como dicen otros que también significa el nombre del principal destino turístico de América Latina.
Aún sin que tenga consecuencias económicas o afecte nuestra vida diaria, no se vale manipular los contextos históricos y mucho menos a la ligera.
Incluso, los especialistas de las universidades de Yucatán y Quintana Roo reconocen la complejidad de establecer con claridad una escritura y fonética del maya, porque esa lengua la integran 28 idiomas y hasta el que se habla en la Península tiene cuatro derivaciones: el yucateco, itzá, lacandón y mopán.
Ojalá que los regidores y diputados no vayan a perder el tiempo atendiendo la propuesta que, según directivos de la Coparmex, les harán llegar…. Ojalá que no se le vaya a ocurrir a alguien más rebautizar al destino como Xancún.
Platea
Uno de los argumentos de los promotores de la idea del presunto “rescate” del “verdadero” significado de Cancún, es que el concepto “cuatro lagunas” podría detonar muchas oportunidades en la industria turística, tanto en su parte de preservación ambiental como de negocio con una difusión correcta del nombre.
¿A poco no se han dado cuenta que la marca Cancún es lo que les da sustento diario? No es necesario reinterpretar bajo fundamentos débiles el significado del nombre de la ciudad para preservar el medio ambiente depredado por consorcios de todos los giros que han preferido pagar multas o pedir perdón, en lugar de respetar las disposiciones ambientales. Tampoco será suficiente para acabar con el nido de serpientes, porque en todo caso no es cuestión de significados, sino de actitud.
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