Mónica González es una mujer trabajadora como muchas de las que apuntalan el desarrollo de Quintana Roo. Su tesón está vestida con la solidaridad hacia sus compañeros y amigos, su preparación que supera al promedio de la gente dedicada a lo mismo que ella: la radio.
Llegó hace casi 12 años al Sistema Quintanarroense de Comunicación Social, el vetusto y anquilosado ente que opera la radio y televisión pública del estado. Durante mucho tiempo no devengó un sueldo, hacía “méritos”, pero trabajaba como no suelen hacerlo quienes tienen un ingreso.
No ponía objeciones a las guardias, con sus herramientas en mano cuidó que radio Caribe, la estación donde prestó sus servicios como productora, permaneciera al aire el mayor tiempo posible durante el paso del huracán “Wilma”.
Mónica no entiende de política, ni politiquería. Sólo sabe trabajar y a base de su disposición, tesón y conocimientos se fue abriendo paso en al ámbito de la producción radiofónica, hasta que Paul Carrillo de Cáceres la pidió “prestada” para nombrarla directora de radio Cultural Ayuntamiento, donde cumplió con la premisa de rescatar el proyecto original de esa estación, que le devolviera la utilidad pública de la que se le dotó cuando fue creada a principios de los años 80, que le restituyera su objeto social, que dejara de ser la herramienta política en la que la convirtieron las administraciones municipales perredistas.
La dirección de radio Ayuntamiento no fue aprovechada por Mónica para enriquecerse. Donde ha estado se ha conformado con el sueldo que le asignan, no recibe ni pide nada que no sea a cambio de su esfuerzo. Sólo lo justo que le permita la vida modesta que lleva.
Cuando concluyó su responsabilidad en radio Ayuntamiento volvió a Caribe FM, donde se sumó a las tareas para actualizar la imagen de la estación y a estructurar la nueva programación.
Sin embargo, una vez que terminó con la parte más fuerte de ese trabajo, fue despedida el lunes. Los nuevos directivos del SQCS decidieron prescindir de ella, sin más motivo que el haber trabajado bajo las órdenes de jefes de la anterior administración.
Es entendible que con los nuevos gobiernos haya cambio de equipo, que lleguen nuevos funcionarios alineados al proyecto del gobernante en turno, es lo normal, pero suele conservarse a la gente operativa, a la que sabe hacer el trabajo como Mónica González y muchos más que han perdido su empleo con el Cambio.
Hace algunas semanas, cuando al gobernador Carlos Joaquín González le preguntaron sobre el despido de personal operativo, dijo que se tendría cuidado de no afectar a la gente que realmente trabaja y recalcó que los cambios sólo se estaban dando en posiciones altas de la administración.
“Si hay alguna injusticia, le revisaré personalmente y se corregirá”, dijo.
El sábado pasado, en su discurso de felicitación al ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz, Carlos Joaquín respondió a un señalamiento sobre los despidos.
“Ustedes saben que hay muchos que ya no deben estar”, enfatizó.
Y tiene razón. Hay muchos que ya no deben estar porque agraviaron a la sociedad, son responsables del saqueo y más. Esos que se vayan, que los investiguen y se les finquen responsabilidades.
Pero también hay otros que acaban de llegar y que tampoco deben estar por su historial público poco gratificante, que son un lastre para el nuevo gobierno.
Mónica es las de que debe estar, porque es trabajadora, institucional, conoce el ámbito en el que se mueve. Sabe qué tornillo apretar para que las transmisiones no se interrumpan y conoce la responsabilidad social de un medio de comunicación público como el SQCS, que en estos momentos requiere de ese personal especializado, esforzado, porque alguien tiene que trabajar en ese organismo. No puede haber tantos generales y pocos soldados. Tampoco el Sistema puede quedar más cojo.
Platea
En el Instituto Estatal para la Educación de los Adultos a cargo de Rafael Quintanar la diferencia entre seguir con empleo o quedarse sin él, además de otras premisas, es tener conocimiento de la Revolución Bolivariana.
Luneta
Pero en la actual administración estatal, que apenas se acomoda, también hay cosas buenas y entre éstas todo parece indicar que es cuestión de días para que se anuncie la desaparición de la Dirección de Gobierno, esa oficina desde donde se vigilaba hasta la intimidad de aquellos que eran considerados peligrosos por la anterior administración.
Isaías Capeline, ejecutado en julio pasado, fue el último director de esa dependencia, porque la actual administración no ha nombrado nuevo titular y hasta donde se sabe no lo hará. La oficina se desmantelará para bien por iniciativa del Gobernador y del secretario de gobierno, Francisco López Mena.
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