Cancún, 11 de marzo.— Siempre será importante adaptarse a los cambios, sobre todo ahora la pandemia aceleró el uso de la tecnología y en esa resiliencia hay que promover la creatividad emocional, que nos lleve a ser mejores en todos los ámbitos, dijo Elda Verónica Martínez Mena, investigadora docente del área de Desarrollo de Negocios de la Universidad Tecnológica de Cancún.
Indicó que la pandemia cambió la vida y ahora estar detrás de una pantalla para el trabajo o la escuela es lo más común, pero trae consigo algunas situaciones emocionales que es en lo que están enfocados al promover la creatividad e innovación educativa para el emprendimiento.
“Lo que hacemos con los alumnos es reforzar el emprendimiento como forma de vida. Emprender no es necesariamente crear una empresa, es también hacer algo por uno mismo, más allá de lo que hacen los demás”, indicó.
En entrevista para RCA, recalcó que en el ámbito educativo es necesario manejar la capacidad de la innovación y emprendimiento como forma de vida. Para eso promueven algunas actividades con orientación emocional y desarrollo de técnicas creativas, que ayudarán a tener un mejor desempeño en el aula y en la vida cotidiana.
“Cambiar el chip cuesta, pero es cuestión de ser conscientes de que podemos hacerlo. A los muchachos le digo que no necesitan estar en Harvard, pues todos tenemos las mismas herramientas con la maquina más importante, la mejor de las computadoras, que es el cerebro”, indicó.
La investigadora dijo que las nuevas tendencias nos enlazaron con un mayor uso de la tecnología y para tener equilibrio es necesario alimentar el alma, el cerebro, practicar la inteligencia emocional, pues nos llevará a ser mejores personas, ciudadanos estudiantes, padres de familia.
“Una manea de contrarrestar el pasar tanto tiempo frente a una pantalla es aumentar la inteligencia emocional, ser más perspectivos de que lo que pasa a nuestro alrededor, tener mayor contacto con la naturaleza, ser más resiliente”, agregó.
“De repente, vino un cambio que nos tomó por sorpresa y ahora trabajar o estudiar en línea es lo más común. En esta adaptación hay dinámicas que se pueden hacer como si estuviéramos de manera presencial. Si el aula es la casa, ¿por qué no hacer que la familia interactúe?”, preguntó.
En ese sentido, dijo que en las clases en línea con sus alumnos hacen, por ejemplo, que en vez de responder una pregunta desarrollen una actividad, como mostrar lo que cocina la mamá, qué hay en su cuarto. Esa manera de interactuar hace que los estudiantes sientan que están ahí, con ellos.