SUPLEN FÓSFORO PARA CULTIVOS

Ante la inminente disminución de fósforo en la Tierra, uno de los principales nutrientes para los cultivos agrícolas, científicos mexicanos han encontrado una forma para que las plantas lo aprovechen al máximo.

Luis Herrera Estrella, titular del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), creó una técnica de cultivo con la que espera que las semillas más consumidas en el País, como maíz, frijol o tomate, puedan producirse con el mínimo del nutriente, considerado en peligro de extinción.

El especialista adscrito al Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Irapuato, aclara que no se trata de crear plantas transgénicas, sino de aprovechar la epigenética, es decir, los cambios que el estrés genera en las plantas y los cuales se quedan guardados en la memoria de las semillas.

Cuando las plantas están expuestas a una baja disposición de fósforo, por ejemplo, activan una serie de mecanismos que les permite aprovecharlo mejor.

El científico y su equipo se dieron a la tarea de indagar cuántos mecanismos se alteran y qué genes afectan.

Lo que encontraron los especialistas fueron metilaciones -cambios en el ADN inducidos por el estrés ambiental- que afectaron alrededor de 400 genes, varios de ellos relacionados con la respuesta de la planta ante la carencia de fósforo.

“Estos cambios hacen que la planta y las semillas queden preactivadas para responder de mejor manera si en un futuro vuelven a enfrentar el mismo estrés”, explica Herrera.

Se trata de una investigación que les llevó cinco años de trabajo en una planta llamada Arabidopsis, ampliamente utilizada en la ciencia.

Los investigadores estiman que adaptarlo a semillas de interés comercial implicaría un tiempo mucho menor.

“Ya tenemos la ruta, lo vamos a hacer en otros cultivos y veremos en cuántas generaciones se mantienen estos cambios y saber si duran dos, tres, cuatro o cinco generaciones”, comenta.

El fósforo es un elemento ampliamente explotado en los abonos y fertilizantes, pero no se recupera y se encuentra en peligro de extinción.

Por ello, a más tardar en febrero, el científico espera ya trabajar con esta técnica en cultivos de maíz, frijol y tomate, con recursos que ha recibido del Centro de Investigación Howard Hughs.

“También esperamos se sume alguna empresa que tome las bases del trabajo que hicimos y desarrolle proyectos de aplicación de este trabajo en agricultura”, confió.

 Agencias
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