En una operación que destaca la creciente creatividad de los cárteles de drogas, una madre mexicana en la ciudad de Culiacán, estado de Sinaloa, se convirtió en parte de una estrategia para repatriar ganancias de ventas de drogas en los Estados Unidos a través de remesas legítimas. La mujer, cuya identidad se mantiene en el anonimato, reveló cómo el Cartel de Sinaloa, uno de los grupos narcotraficantes más grandes del mundo, orquestó un intrincado plan para disfrazar las ganancias ilícitas como remesas ordinarias.
Esta madre mexicana recogió una remesa de 8 mil dólares enviados desde los Estados Unidos y la convirtió en moneda local. Posteriormente, depositó la mayor parte del dinero en cuentas bancarias en dos bancos diferentes. A lo largo de los años, estimó haber ganado alrededor de 17 mil dólares al reclutar a otros para el plan y cobrar remesas por cientos de miles de dólares. Los cárteles utilizan estas tácticas para evitar la detección de las autoridades bancarias y lavar sus ganancias.
La operación ilustra cómo los cárteles de la droga están aprovechando la vasta red legal de empresas de transferencia de dinero utilizada por trabajadores migrantes para enviar dinero a sus familias en México. Las remesas legítimas han alcanzado cifras récord, superando los 58 mil millones de dólares el año pasado, lo que hace que sea más difícil para las autoridades rastrear las transacciones ilícitas mezcladas con las legítimas.
A medida que las remesas legales aumentan, los cárteles tienen la oportunidad de mezclar sus ganancias ilícitas con pequeñas transferencias a personas comunes en todo México que no tienen conexiones evidentes con el crimen organizado. Según expertos de seguridad de Estados Unidos y México, hasta un 10% de las remesas a México podrían estar compuestas por fondos delictivos, en su mayoría provenientes de ventas de drogas en Estados Unidos.
La capacidad de los cárteles para aprovechar las redes de remesas legítimas radica en la naturaleza global de esta red y las transacciones en efectivo de bajo valor que la componen. Los requisitos de identificación para estas transferencias son menos estrictos que los necesarios para abrir cuentas bancarias formales o mover sumas más grandes de dinero, lo que facilita la infiltración de fondos ilícitos.
Las autoridades de Estados Unidos y México están tomando medidas para combatir estas tácticas delictivas. Varios bancos y empresas de transferencia de dinero han afirmado que están trabajando para frustrar a los delincuentes y detectar el mal uso de sus servicios. Sin embargo, la complejidad y la naturaleza fragmentada de las transacciones ilícitas hacen que esta sea una tarea desafiante.
En un mundo donde los cárteles buscan constantemente nuevas formas de eludir la detección y el rastreo, el uso de remesas legítimas como vehículo para repatriar ganancias ilícitas se suma a la creciente sofisticación y adaptabilidad de estas organizaciones criminales.