El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, defendió este viernes sus críticas a la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de que este lo acusara de tener una “actitud intervencionista” y que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) enviara una nota de protesta a la embajada estadounidense. Salazar, quien afirmó que sus preocupaciones sobre la elección directa de jueces se expresaron “en espíritu de colaboración”, reiteró la importancia de un diálogo honesto entre ambas naciones para preservar los avances democráticos y económicos logrados.
El jueves, el embajador estadounidense hizo un pronunciamiento que calificó la reforma judicial como un “riesgo para la democracia en México”, advirtiendo que la elección popular de jueces podría aumentar la influencia del narcotráfico en el sistema judicial. “Las democracias no pueden funcionar sin un Poder Judicial fuerte, independiente y sin corrupción”, señaló Salazar, argumentando que las nuevas reglas podrían afectar la relación comercial entre México y Estados Unidos.
López Obrador, por su parte, respondió con moderación pero con firmeza en su conferencia matutina, señalando que las declaraciones del embajador representaban una falta de respeto a la soberanía mexicana y calificando el pronunciamiento como “injerencismo”. Sin embargo, reconoció a Salazar como el emisario de un mensaje proveniente de Washington, dejando entrever una complejidad en la relación bilateral.
La reforma al Poder Judicial, que busca la elección directa de jueces, ha generado controversia dentro y fuera de México. Actualmente, se encuentra en proceso de revisión en la Cámara de Diputados, donde Morena y sus aliados tienen la mayoría necesaria para aprobarla. Al mismo tiempo, trabajadores del Poder Judicial han iniciado un paro de actividades en protesta contra la propuesta, mientras que la oposición intenta, aunque en minoría, frenar la iniciativa.
Este desacuerdo ha marcado un momento crítico en las relaciones entre Estados Unidos y México, poniendo en evidencia las tensiones que surgen cuando se cuestionan las políticas internas de un país por parte de representantes diplomáticos extranjeros. La continuidad de este debate será clave para el futuro de la reforma y para las relaciones entre ambas naciones.