Muy pocos esperaban ver una sorpresa el 3 de febrero del 2002. Tom Brady, un joven de apenas 24 años de edad, sin antecedentes ganadores y que le debía su titularidad a una lesión, lideraría a Nueva Inglaterra en una gesta contra Kurt Warner, quien a sus 30 años de edad comandaba a San Luis, que contaba con la ofensiva más letal de la NFL, había sido campeón dos años atrás y era favorito por 14 puntos.
El Espectáculo Más Grande Sobre Pasto comenzó con dificultades, pues en su primer drive lo frenó un castigo; luego, en su segundo avanzó, pero ni siquiera pudo entrar a la zona roja y se tuvo que conformar con tres puntos; y en su tercer ataque no sumó porque Jeff Wilkins falló su intento de 52 yardas.
Ya era el segundo cuarto, y para darle impulso a su joven QB, Ty Law no solo le robó un envío a Warner, sino que lo devolvió 47 yardas hasta la zona prometida para dar una sorpresiva ventaja a Nueva Inglaterra. Y entonces, el desconocido tomó la palabra.
Un balón suelto dejó a los Patriotas en la 40 de los Carneros con 1:20 antes del descanso; Brady avanzó hasta completar un pase de 8 yardas con David Patten (hoy sabemos que ese fue el primero de 18 pases de TD que lograría en Super Bowls… más los que se acumulen el domingo).
Así, 14-3, llegó el momento del espectáculo de U2 en el medio tiempo.
Para cuando el gran ataque de San Luis por fin llegó a las diagonales, ya era el tercer cuarto y perdía 17-3; sin embargo, el acarreo de 2 yardas de Warner despertó al monstruo dormido. Tras el 17-10, una conexión Warner-Ricky Proehl de 26 yardas empató el marcador dejando 1:37 en el reloj; Nueva Inglaterra no tenía tiempos fuera, por lo que parecía que por primera vez en la historia un Super Bowl se definiría en tiempo extra.
Pero el ovoide estaba en manos del joven debutante, y en 81 segundos Brady se ganó un lugar en la historia.
Lanzó cinco pases completos por uno incompleto y dos veces azotó el balón; así movió las cadenas hasta yarda 30 de los Rams y permitió que, con una patada de 48, Adam Vinatieri les diera a los Pats su primer título.
Tom Brady fue el Jugador Más Valioso del partido a pesar de que no tuvo números brillantes: solo lanzó para 145 yardas y un touchdown, acarreó el balón una vez para 3 yardas, pero se ganó el galardón por dos razones: primero, porque no cometió errores y segundo, porque fue capaz de responder a la hora buena.
De esa manera, y luego de haber sido seleccionado en la sexta ronda, con el pick 199 del Draft del año 2000, y con el objetivo de trabajar para ganarse el lugar como el suplente de Drew Bledsoe, Brady acababa de cumplir el sueño americano al concretar la segunda sorpresa más grande en la historia de los Super Bowls.
La justicia de Bill
Bledsoe comenzó la temporada como titular indiscutible en Nueva Inglaterra, pero sus problemas comenzaron temprano, pues, aunque en la Semana 1 no jugó mal, Nueva Inglaterra perdió 23-17 con Cincinnati, y en la Semana 2, jugando en Foxboro, tuvo un desempeño muy poco brillante, los Patriotas perdieron 10-3 con los Jets, y Bledsoe salió del juego cuando quedaban 5:01 minutos en el reloj.
La razón fue un fuerte golpe sucio que el apoyador Mo Lewis le dio cuando Bledsoe cerca de la banda, acarreaba el balón, pero ya se había resignado a salir. El golpe provocó un sangrado interno en el pecho que lo hizo perder 10 kilos en tres semanas.
Los médicos establecieron que le tomaría ocho semanas volver a jugar, por lo que para la Semana 10 se esperaba su regreso (curiosamente, ante los Carneros), pero estudios más delicados determinaron que lo mejor para su salud sería esperar e incluso perderse la temporada
El joven y desconocido suplente estaba respondiendo mucho mejor de lo esperado, logró un récord de 11-3 como abridor y su lugar en los playoffs al cerrar la temporada con una racha de seis victorias.
La semana previa al Super Bowl XXXVI, la prensa especuló sobre la posibilidad de que Nueva Inglaterra le daría las riendas del equipo a Bledsoe, su titular, quien había sido la primera selección global del draft de 1993… y quien esa temporada recibía 11.4 millones de dólares como sueldo.
Pero el 31 de enero, Bill Belichick tomó su decisión y eligió al hombre que los había llevado hasta ahí, hizo justicia al trabajo del joven inexperto que mostró que sabía ganar. Ese día, sin saberlo, Belichick permitió que naciera una leyenda.