Madrid. Un monstruo viene a verme arrasó el sábado con nueve Premios Goya que incluyeron mejor dirección para Juan Antonio Bayona, pero el honor a la mejor película recayó en Tarde para la ira, del debutante Raúl Arevalo, mientras que Emma Suárez hizo historia como la segunda actriz doblemente galardonada en la misma ceremonia.
Tarde para la ira, un relato oscuro que ahonda en la miseria humana de la venganza, le supuso el premio a la mejor dirección novel a Arévalo, hasta ahora conocido solamente como actor, así como el galardón al mejor guion original. También le mereció el reconocimiento al mejor actor de reparto a Manolo Solo por su brillante interpretación de un delincuente politoxicómano de los bajos fondos.
“Lo comparto con mis compañeros de candidatura, a mis compañeros por ayudarme a hacer realidad mi sueño”, dijo Arévalo.
Un monstruo viene a verme, una fantasía que teje la dura historia de un preadolescente atormentado por pesadillas muy reales mientras lidia con la enfermedad terminal de su madre, arrancó con fuerza en la gala del cine español y recopiló los siete primeros premios entregados a los que optaba: a dirección de producción, dirección artística, maquillaje y peluquería, fotografía, sonido, efectos especiales y música.
Su primera derrota llegó con el premio a la mejor actriz de reparto para Suárez, quien con su rol materno en La próxima piel superó a Sigourney Weaver. La española fue además galardonada como mejor actriz protagonista por su trabajo en la desgarradora Julieta de Pedro Almodóvar, en la que interpreta a una madre en busca de la hija que la abandonó años atrás. Suárez es apenas la segunda actriz en lograr la hazaña, después de que Verónica Forqué se alzara con los dos premios en 1987.
Tras recabar la estatuilla al mejor montaje para Un monstruo viene a verme, Bayona se llevó también el Goya al mejor director, pero el debutante Arévalo saboreó el premio final de la gala, que estuvo marcada por el tono de reivindicación social de muchas de las películas nominadas, así como de los protagonistas que subieron al escenario.
“Estoy orgulloso de pertenecer a la familia del cine español. El premio se lo dedico a mi padre porque me enseñó a utilizar el lápiz, y el amor al cine y la cultura. Sin la cultura seríamos incapaces de expresar lo que somos y lo que sentimos”, dijo un emocionado Bayona tras aceptar el premio al mejor director.
El reconocimiento al mejor actor protagonista fue para Roberto Álamo por su rol de inspector de policía en busca de un asesino en serie en la cinta Que Dios nos perdone, y el premio a mejor actor revelación se lo adjudicó Carlos Santos por su trabajo en El hombre de las mil caras, frustrando las esperanzas del argentino Rodrigo De La Serna, nominado por su perturbadora interpretación de un asaltante de bancos en Cien años de perdón.
El Goya para la mejor película Iberoamericana fue para la argentina El ciudadano ilustre de Gastón Duprat y Mariano Cohn, sobre el regreso al pueblo natal de un escritor consagrado; y el de mejor película europea para la francesa Elle, de Paul Verhoeven, en la que Isabelle Huppert sale en busca del desconocido que la violó.
La gala, celebrada en el Marriott Auditorium de Madrid, fue presentada por el actor malagueño Dani Rovira, quien arrancó dirigiéndose a los nominados destacados y no perdió ocasión de hacer una particular alusión a la restrictiva política del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra la inmigración.
“Señor Trump, si nos está viendo, aquí cine se escribe con ‘i’ latina”, dijo Rovira.
La actriz Silvia Pérez Cruz, quien ganó el premio a la mejor canción original por Ai, ai, ai, del musical de denuncia Cerca de tu casa, emocionó luego a los asistentes al recoger su estatuilla y cantar a capela un homenaje a los desahuciados españoles.
El premio al mejor documental fue para Frágil Equilibrio, que relata las penurias actuales de la humanidad con reflexiones del ex presidente de Uruguay José Mújica. Su director, Guillermo García López, destacó la aportación del político sudamericano en un sentido discurso de aceptación.
“Este premio pertenece en primer lugar a Pepe Mujica. Gracias por arrojar algo de luz en estos tiempos de oscuridad”, clamó García López. “También pertenece a todos los inmigrantes que siguen perdiendo la vida en desiertos, mares y vallas. Basta ya de levantar fronteras y desahucios”.
El Goya de Honor recayó en esta ocasión en la figura de la actriz y cantante Ana Belén, visiblemente emocionada por el reconocimiento a su dilatada carrera.
“En España se hace muy buen cine”, expresó la artista en su discurso de aceptación antes de acotar que, aunque “la situación es mejor que hace 50 años … sigue habiendo menos mujeres que hombres en el cine”.
“Si no fuese porque hacen falta mujeres para interpretar mujeres, ni siquiera estaríamos las que estamos”, criticó Ana Belén. “Salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes”.