América sigue sin poder reaccionar tras perder el Clásico y es goleado por León, que recupera el liderato
León.— Con la resaca del Clásico a cuestas, el América se metió a León nada más para ser vapuleado por La Fiera con un contundente 3-0. Sin pretextos, más allá de la justa expulsión a Rubens Sambueza, la segunda en este torneo, la sexta con las Águilas y la octava desde que llegó a México, aunado a que se le perdonó otra tarjeta roja a Miguel Samudio por una “salvaje” entrada a Elías Hernández. América se cae a pedazos.
Los tres goles en contra fueron pocos. Las Águilas pudieron sufrir un marcador de escándalo, si no es por la soberbia de un León que quiso humillar, pero a pesar de todo, la daga quedó bien clavada en el escudo capitalino que arrastra dos derrotas a cuestas y vuelve a poner en entredicho al técnico Ignacio Ambriz.
Se puede señalar como culpable a Sambueza, quien al ser expulsado echó a perder todo el plan que armó su técnico para la segunda parte, pero cuando el argentino naturalizado vio la roja, el América ya tenía dos goles en contra, producto de una primera parte llena de vértigo y buen futbol, cuya diferencia fue a favor de los locales, sólo por un factor: la contundencia.
Como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos equipos se abrieron de capa desde el inicio del juego. Las llegadas de uno y otro lado presagiaban gol. Desde el minuto uno, el grito se ahogaba en la tribuna.
Hasta que llegó. Hernán Darío Burbano se lució; no hizo gol, pero fabricó los tres. De sus pies nacieron las asistencias para los festejos.
Primero le hizo tres “bicicletas” a Paul Aguilar para centrar a la posición de Mauro Boselli, quien sólo tuvo que poner la pierna para empujar la pelota. Enseguida le puso otro balón al ‘Gallo’ José Juan Vázquez, quien sacó un trallazo de fuera del área que dejó parado a Muñoz.
Y todo eso sólo pasó apenas en el primer tiempo.
En el inicio de la segunda parte, cuando se esperaba la “voltereta” épica de las Águilas, Sambueza la echó a perder. Al naturalizado mexicano volvió a nublársele la razón y dejó a su equipo con diez hombres. Sin pretextos.
A partir de ahí, todo se derrumbó para el América. Luis Montes metió el tercero a pase de Burbano y sentenció el juego.
Las baterías de los capitalinos se enfilaron hacia el árbitro, hacia Paul Delgadillo. Ricardo Peláez, presidente azulcrema, dejó ver en la semana, sutilmente, que no estaban a gusto con las recientes actuaciones arbitrales y la de Delgadillo no ayudó para mejorar la imagen. Todo lo que se le marcó en contra, América lo reclamó, desde una “falta táctica” de Juan Antonio Pizzi, técnico leonés que detuvo a Goltz cuando pasaba cerca de su banca, hasta un posible penalti a Güemez que no se atrevió a marcar.
El marcador le quedó chico al América, que sin recuperarse de la derrota en el Clásico volvió a recibir otro golpe, ahora un zarpazo mortal de las garras del León, que se comportó como todo Rey de la selva.