San José.- Venezuela cayó en 2020 a un abismo socioeconómico que se asemejó al que azota a algunos países de África, con 96% de los hogares venezolanos atrapado en la miseria y 79.3% hundido en la pobreza extrema y en un acuciante drama humanitario con más de 22 millones de personas sin poder cubrir los costos de una mínima nutrición y con siete de cada 10 familias amenazadas por la inseguridad alimentaria.
La crudeza del deterioro fue revelada en un informe emitido por las universidades venezolanas Central y Simón Bolívar (públicas) y Católica Andrés Bello (privada) en su proyecto conjunto Encuesta Sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi).
“Venezuela se ha alejado considerablemente de sus pares sudamericanos, acercándose a la situación que ostentan algunos países del continente africano”, advirtió el reporte.
“Los niveles de pobreza en Venezuela se comparan con los países más pobres del mundo y que tienen mayor inestabilidad política”, recalcó.
Basado en indicadores del Banco Mundial, ubicó a Venezuela en un segundo puesto después de Nigeria y en peor condición que Chad, Congo y Zimbabue, en África, y Yemen, así como de Haití, que por más de 60 años fue catalogado como el más pobre del hemisferio occidental.
“Venezuela es el país más pobre y [después de Brasil] el segundo más desigual de América Latina”, planteó el reporte.
El panorama surgió de una labor de campo desplegada de noviembre de 2019 a marzo de 2020, antes de que la rica nación petrolera sufriera el embate de la pandemia del coronavirus, y difundida esta semana en Caracas.
“La intensidad de la pobreza continuó su tendencia creciente. Si se determina a través de la línea de pobreza, se encuentra que 96% de los hogares están en situación de pobreza y 79% en pobreza extrema, hecho que significa en el último caso que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria”, puntualizó.
“Los niveles de pobreza y desigualdad nos han ubicado en posiciones inimaginables en otro tiempo en el contexto de América Latina y del mundo”, agregó.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acostumbra repudiar, minimizar o ignorar estos y otros constantes cuestionamientos a su gobierno y al modelo político nominalmente definido como socialista, acusado los opositores de acumular más de 21 años de fracasos. Maduro siempre culpa de la turbulencia a Estados Unidos y a lo que califica como guerra económica de Washington contra la revolución bolivariana.
Sacudida desde 2014 por un hondo conflicto socioeconómico y político, con desabasto y encarecimiento de fármacos, insumos médicos, alimentos y artículos básicos, con hiperinflación, incesante devaluación y pérdida del poder adquisitivo de los salarios, Venezuela registra su más grave conmoción interna en más de 60 años.
Hallazgos
El estudio, del que EL UNIVERSAL tiene copia, reveló que en al menos uno de cada cuatro hogares hay inseguridad alimentaria severa y que creció el porcentaje de los que están en la moderada.
“Más allá de la preocupación por la falta de alimentos también hay ajustes en la disponibilidad de recursos que afectan la calidad de la dieta”, indicó.
Al mostrar el impacto demográfico de la crisis, precisó que “la migración forzada de carácter masivo [al exterior] ocurrida en el último quinquenio trastocó el proceso de transición demográfica”, con unos 5 millones de venezolanos “repartidos por el mundo” y una población que se redujo de 32 millones a 28,2 millones de habitantes.
Las dificultades golpearon la educación, porque “Venezuela tocó techo en su segundo esfuerzo de masificación educativa, sin cumplir las metas de universalización en educación secundaria”, mientras crecieron los riesgos de exclusión para los venezolanos que “no asisten regularmente a clases y registran severo rezago escolar”, describió.