Desde que el hombre llegó a la Luna en 1969, una gran interrogante ronda nuestras cabezas ¿existe vida en otros planetas? Los planetas son cuerpos celestes que trazan su órbita en torno a una estrella, sin embargo, cómo es posible determinar si existe vida habitando en ellos.
Los científicos expertos de la NASA y otras agencias espaciales tienen diferentes formas de determinar esta situación, sin embargo, el primer punto de partida para conocer si un planeta puede albergar vida o no es su luz, pues los planetas no poseen luz propia, sólo reflejan la de sus estrellas.
Dicho reflejo es por demás valioso al permitir descubrir pistas sobre la composición de la atmósfera y la superficie de mundos extrasolares con el objetivo de determinar si son habitables o no para la raza humana.
Exoplanetas candidatos a ser habitables
Como es sabido, hasta la fecha nunca se han descubierto formas complejas de vida en el universo, pero sí planetas que podrían albergar vida, estos exoplanetas, que reciben dicho nombre al ser cuerpos celestes que giran en torno a otra estrella que no nuestro Sol son:
- Próxima b: A cuatro años luz
- Kapteyn b: A 13 años luz
- Wolf 1061c: A 14 años luz
- GJ 667Cc: A 22 años luz
- GJ 667Ce: A 22 años luz
Las principales características que buscan los científicos para determinar si un planeta es habitable son ciertos elementos que podrían permitir la vida como el etano y metano, cuya presencia en una atmósfera indica la posible existencia de microorganismos anaeróbicos.
Que elementos como el metano y el oxígeno, con otro de los factores a considerar pues se descomponen uno al otro, así que la presencia de ambos en una atmósfera es indicio de que posiblemente alguna forma de vida está reponiendo el suministro.
Si bien los elementos anteriores abren la posibilidad de que un planeta albergue vida, la presencia de monóxido de carbono indica lo contrario pues al ser un elemento muy venenoso, a mayor presencia de este gas en un exoplaneta, menor será la probabilidad de que albergue vida tal y como nosotros la conocemos.
De igual forma la alta presencia de hidrógeno sugiere un entorno poco apto para la vida, a pesar de tratarse de una fuente de energía muy común y accesible para cualquier organismo vivo.