Hay una oficina gubernamental de la que casi no se habla, y que cuando se la menciona es con cierto temor. Es la oficina que controla a los “orejas”, a los que espían a ciudadanos pero fundamentalmente a protagonistas de la vida política, económica y social de la entidad, incluyendo, claro está, a los periodistas.
Es la dirección de Gobernación, dependiente de la secretaría de Gobierno, pero que por lo general sus llamados “operadores” le pasan sus informes directamente al titular del Poder Ejecutivo. El último director de esta dependencia de bien ganada mala fama fue Isaías Capeline, que falleció víctima de un atentado hasta la fecha no aclarado.
Esta oficina se dedica a espiar incluso la vida privada de mucha gente. Graban, filman, no asuntos que tengan que ver con la gobernabilidad sino con temas personales, incluyendo la vida y las preferencias sexuales de muchos políticos, empresarios y periodistas.
Que se sepa hasta la fecha no se ha designado al titular de esta dependencia que está en el organigrama de la secretaría de Gobierno. Suponemos que cuando se nombre al responsable de esta oficina será un personaje oscuro, un sujeto con antecedentes poco edificantes. Porque para hacer las tareas que les encargan, tienen que tener pocos escrúpulos.
La dirección de Gobernación es una oficina que tiene a varios agentes que sirvieron al anterior gobierno. Se encargaban del trabajo sucio: quemaban coches de opositores al gobierno, golpeaban, secuestraban, y se dice que cosas más graves. Hasta la fecha no hay denuncias formales contra los agentes de gobernación estatal. Ellos deberían responder ante la justicia por sus múltiples tropelías.
¿Continuarán en sus deleznables responsabilidades? ¿Este gobierno que preside Carlos Joaquín González, un político que llegó al poder aupado el hartazgo ciudadano por los abusos de poder y la corrupción reinante, seguirá utilizando los servicios de los agentes de Gobernación que estaban bajo las órdenes del anterior gobierno?
En esos agentes de gobernación se personifica el abuso de poder. El uso del poder para perseguir y para atropellar. El uso del poder para ejecutar venganzas personales. El uso del poder para invadirla privacidad de las personas y las familias.
Ojala que la dirección de gobernación sufra una radical transformación para que sirva a los intereses superiores de la comunidad y no a intereses facciosos. El gobernador Carlos Joaquín y su secretario de gobierno, el abogado Francisco López Mena, tiene una papa caliente en las manos con la podrida dirección de gobernación.
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