Cuando deslizó la tela negra esbozó una amplia sonrisa. Sus manos no dejaron de tocar el bronce que simulaba hasta materializar los amados rasgos: la nariz aguileña, la seductora sonrisa, los ojos inteligentes, los pómulos angulosos y hasta el gorro rojo de lana. Al otro día repitió la operación pero en esta ocasión en el fondo arenoso del mar azul turquesa. Estaba muy emocionado. Observaba desde diversos ángulos el busto de su padre rodeado de ballenas, su animal favorito, realizado por la artista cozumeleña Laura Hoyo, Mi Artista Favorita a quien en repetidas ocasiones le dijo que él era un admirador de su trabajo. Suavemente se posó a la derecha y le hizo una serie de señales. Las interpreté como todo esta bien, vuelvo pronto. Cerró los puños y los lanzó hacia el cielo (hacia la superficie del mar). Giró y se alejó rápidamente. La escultura precisamente se llama “Nos regaló el mar” refiriéndose al regulador de buceo.Un par de tardes después entre la vorágine de su apretada agenda comimos y por unos treinta minutos nos quedamos solos. Le pregunté que pensaba la noche que develó la estatua en el Museo de la Isla, me respondió que muchos recuerdos se agolparon en su mente. El con su padre y su hermano, su madre, el deseo de ser depositados en el océano.Charlamos bebiendo vino rojo que, como ya había declarado, Cozumel es el primer lugar del mundo que le rinde tributo a su madre Simone Cousteau la mujer que pasó más tiempo en el legendario Calypso, mas que Jean Michel, su padre y su hermanos Phillipe juntos. “La pastora” que era madre, capitana, cocinera, consejera y hasta peluquera de toda la tripulación. Siempre renuente de las cámaras. En una ocasión salvó al Calypso de estrellarse contra las rocas. Estaba anclado en las costas de Egipto, comenzó a soplar un fuerte viento y el Calypso de estremecía a cada golpe de ola. Los pocos tripulantes que estaban en el barco se encontraban buceando y no pudieron volver a él, así que nadaron hacia la costa. Durante ocho horas una solitaria madame Cousteau luchó por mantener a flote el Calypso que amenazaba estrellarse contra las rocas así que sin experiencia náutica práctica maniobró el barco en medio de la tormenta.De las señales hacia el busto de su padre me dijo: le recordé que soy el fruto de la mezcla de sangres: la de mi madre y de él; que ahora están juntos por vez primera en el océano y que por vez primera en mucho tiempo todo esta bien porque un alma insensata lo enterró en tierra, a él que quería vivir por siempre en el mar. Ahora tengo un lazo afectivo con Cozumel.Jean Michel Cousteau heredero del legado ecologista del famoso Capitán Jacques Yves Cousteau, inventor de la caja estanca para hacer las primeras tomas bajo el mar, ganador de la Palma de Oro en Cannes; del Aqua Lung (aparato para buceo autónomo que nos permite movernos libremente y popularizó la práctica del buceo), de los submarinos individuales para la exploración marina, de los hábitats submarinos. Era un alma libre y un perseguidor sin descanso de sus propios sueños. Lo que hoy día llamaríamos un loco, porque retaba al status quo y buscaba lo aparentemente inalcanzable.Jean Michel estuvo en la isla de las Golondrinas por tan solo 50 hrs. que pasaron como un suspiro pero que pareció un mes debido a la cantidad de eventos en los que participó dentro del Cozumel Scuba Fest 2013 y de la apertura de una oficina de su fundación Ocean Futures en Cozumel patrocinada por Isla Mar y Sherri Davis. En cada uno de ellos trató a la gente con amabilidad, se tomó innumerable cantidad de fotografías y hablaba sobre acciones responsables hacia el medio ambiente.Es extremadamente consciente que es una figura pública que todo lo que dice debe tener un significado, una enseñanza o una alerta. Habló sobre todo de y con los niños, “me recargan las baterías, a otros les quitan la energía. Ellos deberían hablar y nosotros los adultos escucharles”, me dijo al ver los dibujos que hicieron para el programa Embajadores del Medio Ambiente. Buceo y nombró a 15 niños con ese título que conlleva la responsabilidad de ser promotores de acciones a favor de la conservación ambiental y los recursos naturales. Esto gracias a Renne Applegate, Apple y Dive Paradise. Su agenda se apretó debido a que una intensa nevada que azoto a los Estados Unidos en general produjo una cancelación masiva de vuelos, incluido el suyo a Cozumel y llegó 17 horas tarde lo que obligó posponer para el día siguiente el buceo donde depositó una ofrenda a su madre en el arrecife. Y luego hay quién dice que no existe el Cambio Climático.También escuchó al coro Los Niños Cantores de Cozumel entonar acompañados por un piano la canción Calypso compuesta por John Denver en 1975 como un tributo a Cousteau. También una canción “Los Niños del Mar” que pide a los pescadores no matar a los delfines. Gracias a Carlos y Karen. Se hizo un reconocimiento por parte de Ocean Futures al buzo yucateco Sergio Grosjean por su trabajo como recuperador de cenotes contaminados.Al día siguiente se tomo fotografías y tuvo una charla con ellos. “Los niños aprenden rápido y los adultos somos más lentos así que ustedes deben decirles a ellos sobre este mensaje: no tomar el océano como un basurero, respetar la vida. La biodiversidad es buena porque la vida es la que soporta a la vida, no el dinero”. Respondió muchas preguntas de los niños: la orca su animal favorito, el mejor lugar donde ha buceado: el siguiente; contó que su padre friolento usaba la gorra de lana roja (todos los niños del coro llevaban una) pero que era un tributo al cabezote de los antiguos trajes de buceo. Gracias a Martha y a Karla del Hotel Presidente magníficas anfitrionas.Se nos fue pronto Jean Michel Cousteau pero su quedó en nuestros corazones y en imágenes inolvidables. La imagen de su padre y un arrecife conmemorando a su madre Simone. El Capitán, La Pastora y Jean Michel juntos en Cozumel que les rindió un merecido homenaje.