China, 15 de marzo.- China, país origen de la pandemia, con más de 3 mil muertos, registra en cambio cifras diarias bajísimas de contagio y fallecimientos. El sábado, solo hubo 11 infectados.
Pero la COVID-19 llega a nuevos países cada día. En las últimas horas se registraron los primeros casos en Ruanda y Guinea Ecuatorial, y Ecuador y Dinamarca lamentaron respectivamente su primer muerto.
Italia, el segundo país con más decesos detrás de China (mil 441 muertos y 21 mil 157 casos), vivía un fin de semana en silencio, su población recogida en los domicilios. Milán y Roma decidieron cerrar sus parques y jardines para impedir concentraciones de gente.
En todo el planeta, la epidemia vacía poco a poco las calles, confina en casa a millones de ciudadanos y transforma las vidas cotidianas. El saludo con un beso, el café en la barra del bar, las reuniones de trabajo o ver una película en el cine se convierten en actos cada vez más raros, o imposibles.
“Nosotros que estamos acostumbrados a ver multitudes, ver así la Puerta del Sol nos resulta desolador”, decía el sábado Paco Higueras, trabajando con mascarilla y guantes en una tienda de alimentación en el centro de Madrid.
La fotografía de una enfermera italiana, exhausta y dormida sobre el teclado de su ordenador se ha convertido en la imagen del agotamiento extremo del personal sanitario del norte de Italia.
Podría trabajar 24 horas seguidas si fuera necesario, pero no oculto que en este momento estoy ansiosa porque lucho contra un enemigo que no conozco”, declaró a la prensa la enfermera, Elena Pagliarini.