Yuniesky Marcos, el último cubano que se le permitió la entrada sin visa a Estados Unidos

El agente de la Patrulla Fronteriza verificó una última vez los documentos del ingeniero eléctrico cubano de 32 años y su hijo de 7. Les dio la bienvenida a Estados Unidos, pero antes que Yuniesky Marcos Roque saliera, el agente le dijo que era el último cubano al que se permitiría entrar legalmente por el puerto de inmigración.

“Me dijo que mi hijo y yo éramos los últimos cubanos en entrar”, dijo Marcos, acercando a su hijo Kevin. “Estoy muy emocionado en este momento. Yo vine por él, para que pueda tener un mejor futuro. Estoy aliviado de que lo logramos, pero triste por los otros que están esperando en el puente”.

El presidente Barack Obama anunció el jueves que se elimina la política de “pies secos, pies mojados”, que permitía a los cubanos quedarse en Estados Unidos con sólo tocar territorio nacional. La decisión entra en efecto de inmediato.

Decenas de cubanos han estado llegando a diario por esta ciudad fronteriza con México, que se ha convertido en un punto de tránsito para miles de cubanos que se han lanzado a llegar a la frontera, preocupados de que esto sucediera en cualquier momento.

En el año fiscal 2016, un total de 34,600 cubanos entraron a Texas a través de la oficina en Laredo de Aduanas y Protección Fronteriza, que se extiende desde Del Río hasta Brownsville.

Esa cifra representa un aumento de casi 35 % en comparación con el 2015, cuando 26,000 entraron por Laredo.

En los dos primeros meses del año fiscal en curso, 6,500 cubanos más han sido procesados en Laredo. Es la mayor cantidad de cubanos que entran por cualquier oficina de fronteras en EEUU.

Durante decenios, la Ley de Ajuste Cubano ha dado a los isleños que llegan a Estados Unidos un camino casi garantizado a la residencia legal y a la ciudadanía. Saber que estarían protegidos de la deportación ha hecho que cientos de miles de cubanos se lancen a cruzar el Estrecho de la Florida en todo tipo de embarcaciones, y a iniciar largos y peligrosos viajeros por tierra a través de toda Centroamérica y México.

Durante meses, el gobierno de Obama dijo que no había planes de cambiar las leyes o normas de inmigración, pero muchos cubanos presintieron que el cambio estaba cerca cuando Washington y La Habana reanudaron las relaciones diplomáticas.

El gobierno de Raúl Castro siempre se opuso a la Ley de Ajuste Cubano y exhortó a Obama a usar su autoridad ejecutiva para eliminarla.

En una casa de seguridad, a menos de media milla de la frontera por donde más de una docena de cubanos que entraron al país el jueves por la mañana esperaban viajar a Miami, pocos pensaban que algo así sucedería antes de que Donald Trump ocupara la presidencia. Alvaro Moreno, de 29 años y quien llegó unas horas antes, dijo que no podía creer que el presidente Obama fuera el que eliminara la política que permite a los cubanos tocar tierra en el país y quedarse, bajo un estatus especial de inmigración llamado parole, y un año después cumplir los requisitos para solicitar la residencia permanente a tenor con la Ley de Ajuste Cubano.

“No puedo creerlo. No tengo palabras. No sé qué decir”, dijo Moreno. “Me duele. Me salvé por un pelo, por un pelo”.

Cuando Yorjany Cruces, de 30 años, se enteró que su esposa y dos hijos habían entrado a Estados Unidos horas antes, echó mano al teléfono para ver si había recibido otro mensaje de texto de amigos que esperaban en la frontera para cruzar con sus dos hijas.

“Por eso le dije a mi esposa que teníamos que cruzar ahora”, indicó Cruces mirando a su esposa.

Afuera de la estación fronteriza, Marcos llamó a preocupados amigos en Miami para decirle que había logrado entrar sin problemas.

Un amigo lo iba a recoger el viernes para llevarlo a Miami por carretera, donde espera encontrar un empleo en su campo, pero dice que está listo para hacer lo que sea con tal de quedarse.

“Haré lo que haga falta hacer”, puntualizó Marcos.

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